Cuando Ovidio relata como Dafne -perseguida por Apolo- se transforma en laurel, trasgrediendo así los límites físicos, apenas nos cuesta entender que ante el apremio, la prisa, la desesperación, podemos transformarnos mirando nuestro contexto: empujar los límites de manera sobrehumana. Un cambio de materia es solo eso, un cambio de apariencia exterior que, moldeable, puede dar lugar a otros resultados. Las fronteras, las (intra)historias no tangibles, los oficios y sus entornos o la delgada línea entre lo público y lo privado son las arenas movedizas sobre las que se construye Ría de Jorge Satorre (Ciudad de México, 1979), en exposición desde el 1 de febrero en el Museo CA2M de Móstoles.
Esta muestra, comisariada por Latitudes -oficina curatorial formada por Max Andrews y Mariana Cánepa Luna-, constituye una pieza clave en la carrera del artista mexicano, como primera exposición monográfica dedicada a su obra en el contexto institucional español, otorgándole así el lugar de relevancia en el panorama artístico nacional de la contemporaneidad que venía ya construyendo con sus últimos proyectos. La exhibición, además, ofrece una profunda meditación sobre las fronteras entre arte, sustancia, disciplinas -y los relatos no oficiales- y se convierte en un terreno fértil para explorar cómo la práctica escultórica de Satorre transita en las costuras existentes entre tradición y subversión.
El trabajo de Satorre se caracteriza por una inquietud constante por experimentar con los límites de las disciplinas artísticas, particularmente en lo que respecta al dibujo y la escultura, relacionado con sus inicios como ilustrador editorial, medio que cuestiona y desborda, incorporando procesos escultóricos que dialogan con la situación industrial y social donde se produce. En su proceso creativo, Satorre no solo manipula la materia -entendiendo su obra como una suerte de escultura que apuntando hacia la teoría de Boris Groys, incluye el aspecto estético-formal y el propio contexto en el que la materia se inserta-, sino que también cuestiona los procesos históricos y culturales que dan sentido a la producción de estos mismos objetos, llevando la pieza escultórica a un campo de reflexión que trascendiendo lo matérico, conecta con los relatos extraoficiales.



Estas historias no oficiales -a veces, interpretadas como menores- remiten a una genealogía subterránea, en ocasiones invisible, apegada a la cotidianidad, que choca con los relatos dominantes. Estas crónicas menores, polifónicas, nos llegan fragmentadas, descansando en los márgenes alejados de la centralidad hegemónica. En Ría somos testigos de estas voces a partir del patrimonio inmaterial, el folclore y la oralidad que recoge el artista mexicano. Este acercamiento se produce en fondo y forma, creando a partir de su propia obra un lugar de resistencia frente a las formas dominantes de la memoria y el conocimiento; una forma de restaurar aquello que ha sido ignorado y relegado al olvido.
Ría, que recoge obras producidas entre 2013 y 2025, responde también a un afán de integrar lo individual-íntimo con lo socio-político-público, reconfigurado el espacio de exposición en un lugar de introspección en el que la relación con los materiales y las formas se conciben en términos físicos, emocionales y sociales. Esto es, un caleidoscopio escultórico infinito. Esta exposición no habla simplemente sobre la transformación material y la disolución de fronteras interdisciplinares sino de la capacidad que el arte soporta como lugar metafórico de comunión, recuerdo colectivo y conciencia: Jorge Satorre manipula los materiales, creando una experiencia metamórfica que diluye las fronteras entre físico, simbólico, cercanía, distancia y colectividad. Ría es un terreno de reflexión sobre cómo los límites entre las formas y los relatos pueden ser transformados y atravesados, haciendo eco de las metamorfosis ovidianas, donde lo humano y lo natural se disuelve en una nueva identidad, transformadora, plural y diversa.

