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en conversación con juan de la rica

Conversamos con Juan de la Rica sobre su proceso artístico, los límites del arte, la superficialidad del arte pop y su pintura en general -y particular-..

Colores saturados, geometrización de los planos, temáticas cercanas a lo costumbrista y lo popular pero también a lo mitológico o religioso. Juan de la Rica (Bilbao, 1979) es un pintor español afincado en Bilbao que nos presenta un imaginario alejado de toda novedad pero que nos sigue sorprendiendo y absorbiendo con cada representación. Cercano a la esfera de artistas pop como Alex Katz o David Hockney, la obra pictórica de Juan de la Rica se nos aparece como una bocanada de aire fresco, denso y superficial al mismo tiempo. Los protagonistas de sus cuadros -ya sean humanos, animales, dioses o paisajes- están revestidos de una honda profundidad, acentuada por el uso del color y la limpieza del dibujo. Sin embargo, esta introspección queda conjugada con el halo superficial del arte pop y una fina ironía presente en su trabajo. Conversamos con Juan de la Rica sobre su proceso artístico, los límites del arte, la superficialidad del arte pop y su pintura en general -y particular-.

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Group with interior plants (2022), Juan de la Rica. Óleo sobre lienzo. 130 x 97 cm.

S.M.:¿Cuándo y por qué empezaste a pintar? ¿Cuál es la primera obra que recuerdas haber creado?

J.de la R.: Siempre me ha gustado dibujar y pintar. No recuerdo empezar a pintar en ningún momento, siempre lo he vivido de una manera muy natural. Considero que de niño tuve la suerte de que en mi colegio hubiese una buena educación plástica y se fomentaba bastante que dibujásemos y pintásemos. Al final de cada curso se organizaba una expo con lo que habíamos hecho a lo largo del año. Mis primeras ‘obras’ las hice ahí, en el colegio, como todos los niños. Y también en el colegio empecé a dar mis primeros pasos con el óleo. Mi primer cuadro al óleo fue una copia de ‘La dama del armiño’, de Leonardo Da Vinci, de eso sí me acuerdo bien, jajaja. 

S.M.: ¿La escena artística de Bilbao (o del País Vasco en general) ha salpicado en tu obra o te sientes al margen de ella? ¿Por qué?

J.de la R.: No mucho, la verdad. Hay un montón de  pintores vascos y bilbaínos, de hoy y de siempre, que me flipan y me parecen fundamentales, pero en cuanto a la influencia que han podido tener en mi trabajo es bastante limitada. Sí reconozco bastante influencia de los pintores vascos de principios de siglo XX (Arteta, los hermanos Zubiaurre, los hermanos Arrúe…) y obviamente de algunos profesores de la facultad, sobre todo de Alfonso Gortázar. 

S.M.: El costumbrismo y la mitología constituyen grandes puntos iniciales para el flujo de tu obra. ¿Elaboras un sustento emocional para esas representaciones, o buscas una expresión más superficial e inmediata?

J.de la R.: Todos los temas que trato en mi pintura los resuelvo en la superficie, pero no lo digo en tono peyorativo. Me gusta reivindicar la superficialidad, que la pintura se limite exactamente a la superficie que ocupa, a esas dos dimensiones. Lo que luego pueda generar de emocional en el espectador, o incluso en mí mismo, ya es otro tema, yo ahí prefiero no entrar.

Lo que de verdad me parece que ha engrandecido los relatos mitológicos, o religiosos, es cómo han sido tratados por los pintores a lo largo de la historia del arte. Eso es lo que de verdad me llama la atención, más que los relatos en sí. 

S.M.: Tus obras son brillantes y oscuras al mismo tiempo. ¿Qué papel juega la luz en tu proceso artístico?

J.de la R.: La luz es un elemento más con el que jugar. Pero no me interesa representar la luz como los impresionistas, por ejemplo, en La Catedral de Rouen al mediodía. Me interesa cómo afecta la luz y la sombra a los colores de los objetos, y de qué manera eso puede ser interesante para el cuadro. Mi pintura es muy plana, pero sí me gusta generar ciertos volúmenes o cierta profundidad mediante juegos de luz y sombra. Normalmente me los invento, no pretendo representar nada de manera fiel o realista. Mi relación con la luz es algo más intuitivo. 

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Fish and tomato (Vallotton) (2022), Juan de la Rica. Óleo sobre lienzo. 65 x 54 cm.
Landscape with sea (2022), Juan de la Rica. Óleo sobre lienzo. 65 x 54 cm..

S.M.: Una de tus señas como artista es el uso tan contrastado y saturado del color. ¿La elección de estos colores es racional o visceral?

J.de la R.: Eso va sucediendo de manera improvisada. A veces es racional, casi como si el cuadro fuese un sudoku de colores, y a veces es visceral. En plan, bah, el primer color que me salga. Pero lo más importante es ser capaz de escuchar al cuadro cuando lo estás pintando. Hay que estar abierto y ser flexible para lo que te pueda pedir. El lienzo no es un campo de batalla, tampoco es el enemigo. Es tu compañero, y quiere ayudarte a que hagas un buen cuadro con él. 

S.M.: Abriendo un debate de hace siglos… ¿dibujo o color?

J.de la R.: Puf… Es verdad que si me hubieses hecho esta pregunta hace cinco años habría respondido color, sin duda. Pero hoy el dibujo lo considero fundamental, como los cimientos de la pintura. 

S.M.: El tono irónico que subyace en tu obra, ¿converge totalmente con tu visión vital o es solo un camino de tu pintura?

J.de la R.: Mi visión de la vida es bastante irónica, es verdad. Puede ser que el tono irónico de mi obra sea un reflejo de mi filosofía de vida, sí, jajaja. La verdad es que me gusta crear imágenes graciosas, o divertidas, o curiosas, no sé… Me gusta quitar un poco de hierro a la gravedad de la pintura como medio. Es decir, yo me tomo la pintura como algo muy profundo, muy serio y muy complicado, pero eso no implica que las imágenes que genero no puedan tener su guasa, ¿no?

S.M.: Tu trabajo sigue la esfera de artistas pop como Alex Katz aunque con una poso más melancólico e introspectivo, con unas figuras más densas. ¿Esta esfera es intencional o un efecto secundario?

J.de la R.: Me alegra que menciones a Alex Katz, porque es uno de mis más grandes referentes vivos. Me gusta cómo sintetiza las figuras, hasta el punto que parece fácil lo que hace. Eso es algo a lo que aspiro yo también, aunque luego mi tratamiento es radicalmente opuesto al suyo. Su trabajo es puro gesto, y en mi pintura el gesto casi desaparece por completo. Igual eso es lo que ‘densifica’ mis figuras. Sí, yo diría que no es intencionado. Aunque entiendo a lo que te refieres. También creo que entiendo lo que dices de la melancolía y la introspección, pero tampoco es intencionado. Como te he dicho antes, me parece muy guay provocar esas sensaciones en el espectador, pero todo lo que se escape de las dos dimensiones del cuadro me interesa bastante poco. 

S.M.: Como artista y hablando de límites morales, más allá de censuras políticas externas, ¿piensas que hay algún límite en el arte?

J.de la R.: No debería haberlo, desde luego. Hoy hay mucho escrúpulo que viene tanto de ‘progresistas’ como de ‘conservadores’. Unos se ofenden con unas cosas y los otros con las contrarias. Unos pretenden limitar la libertad de expresión por un lado y los otros por el otro, pero yo no estoy de acuerdo. Vivimos malos tiempos para la libertad creativa, y el artista no debería estar limitado. Y creo que la raíz del problema está en que se ha perdido la conciencia de la ficción. Si una obra de arte, una pintura, un libro, la letra de una canción o una película, ofende a alguien, debería hacérselo mirar. 

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Bañistas 2 (2022), Juan de la Rica. Óleo sobre lienzo. 130 x 97 cm.

S.M.: Como Juan de la Rica artista, ¿cómo definirías los preceptos de una buena obra?

J.de la R.: Tiene que decirte algo, tiene que moverte de alguna manera, tiene que atraparte. Yo creo que no se puede explicar de manera objetiva o racional. No se puede medir. Me acuerdo de la escena de El club de los poetas muertos, cuando Robin Williams manda a sus alumnos arrancar las páginas de un libro donde un tipo proponía una manera de medir la calidad de la poesía. La Historia del Arte, la teoría, el discurso, la técnica… dan un poco igual. Al final, el único baremo con el que contamos es si esa cosa que tienes delante te dice algo o no te dice nada.

Fotografía cabecera: detalle de Bather with towel (2022), Juan de la Rica.  Óleo sobre lienzo. 130 x 97 cm. 

Fotografías por cortesía del artista. 

www.juandelarica.net/

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