¿Verdadero e inconsciente o consciente y exultantemente verdadero? La genialidad a veces aparece en nuestro camino de múltiples formas pero cuando una idea se hace corpórea y porta consigo la capacidad de ser explicada por todos, se convierte en infinita, universal.
Geniales y verdaderos fueron algunos de los proyectos presentados en esta última edición de la feria Estampa, Madrid, donde la estética adquiere un nuevo significado a través de la reflexión, el pensamiento y las dialécticas que acompañan los procesos sociales.
La vista establece nuestro lugar en el mundo circundante , explicamos el mundo con palabras, pero estas no pueden anular el hecho de que estamos rodeados por él.
John Berger – Modos de ver
El tiempo, eterno y fiel consejero, es el horno que madura toda idea y el proceso que avala su fuerza… Nuestras ideas están inevitablemente moldeadas por el contexto sociopolítico en el que nos desenvolvemos, y con ellas, el lenguaje mismo, nuestra herramienta fundamental de pensamiento, está impregnado de significados políticos. Esta influencia se extiende incluso a los materiales que empleamos, cada uno cargando su propia historia y connotaciones culturales, donde la meta esencial es explorar la naturaleza de la representación y sus múltiples capas de significado.
Las ideas, lejos de surgir espontáneamente, son el resultado de una compleja red de influencias: son el fruto de una concatenación precisa de contextos, vivencias acumuladas y procesamiento cerebral, culminando en ese momento crucial donde todo converge, como una tormenta perfecta de sinapsis, para dar vida a un nuevo pensamiento.
En este panorama donde las ideas y el lenguaje están tan profundamente entrelazados con lo político, se vuelve vital cultivar proyectos que se atrevan a desafiar los límites de las estéticas convencionales. Necesitamos propuestas que no solo crucen fronteras, sino que las disuelvan; obras que actúen como espejos y ventanas hacia nuevas posibilidades.
Su verdadero valor reside no solo en su capacidad de cuestionar y desmantelar, sino en desmantelar mientras seducen, la maestría reside en transformar el desafío en un gesto de amor. La verdadera seducción no está en el cuestionamiento mismo, sino en el anhelar ser cuestionados.
Irene Luna
Dibújame un cordero
Arniches 26
Es en el capítulo II del Principito cuando aparece por primera vez ese extraordinario hombrecito diciendo un “dibújame un cordero”, en la mente del asombrado protagonista, apareciendo este pensamiento:
“Cuando el misterio es demasiado impresionante, no es posible desobedecer.” recordé… que había estudiado sobre todo geografía, historia, matemática y gramática y le dije al hombrecito … que no sabía dibujar, – No importa. Dibújame un cordero.
Contundente, firme y eficaz es su petición, así como lo es este proyecto. La Galería Arniches 26 presentó en la feria ‘Dibújame un cordero’ un solo show de la artista Irene Luna (Madrid, 1992), que supone una puesta de largo de una mente despierta que conecta lo íntimo con lo universal, ofreciendo una experiencia estética que transita el concepto de habitar desde el recuerdo y la escala.
Acostumbrados a la formalidad del arte en la pared, encontramos aquí a las propias paredes haciéndose obra y viceversa, Irene Luna nos presenta la voltereta estética de una idea, personal y universal al mismo tiempo.
El proyecto sintetiza sus principales inquietudes creativas a través de una serie de cajas de madera que contienen el negativo en espuma de los planos de las casas donde ha vivido.
“Dibújame un cordero” explora la imposibilidad de transmitir los recuerdos personales asociados a nuestros hogares, utilizando la caja como elemento simbólico que, paradójicamente, protege un vacío: el negativo de unas maquetas inexistentes que representan espacios ya perdidos, conectando así con otros trabajos de la artista como “En/sobre” y creando una reflexión poética sobre la memoria y el olvido.
Golnaz Payani
Falling Still
Lariot Collective
Con el objetivo de crear sinergias e intercambios entre diferentes espacios y ciudades, la galería nómada Lariot Collective, presentó en su booth la obra de la artista Golnaz Payani, nacida en Teherán en 1986, en el contexto de la guerra entre Irán e Irak, cuya obra desprende la intrínseca necesidad del diálogo y la reflexión en el arte.
Los recuerdos de la infancia han sido el catalizador clave para el desarrollo de esta artista, donde encontramos la desaparición, la huella, la memoria:
“Mi trayectoria artística se centra en la desaparición y la percepción de las huellas. Tras la guerra, las listas de desaparecidos se difundieron periódicamente en Irán, donde las desapariciones afectaron la vida cotidiana, impuestas por un mandato de silencio que obligaba a los niños a ocultar su vida diaria. (…) Celebraciones como cumpleaños y bodas se realizaban en secreto. Mi infancia fue un conflicto entre las apariencias externas y una vida privada invisible. A los 15 años, me obligaron a llevar velo, lo que transformó mi relación con el tejido; lo que antes eran retazos de alegría, se convirtieron en objetos de opresión.”
Las guerras nunca llegan a su fin; simplemente se transforman, dando origen a nuevos enfrentamientos en los que lo social se convierte en un campo de batalla por la identidad y la pertenencia.El ámbito social se define aquí como un espacio de lucha por los derechos y la justicia.
La obra de Golnaz en Falling Still es un acto de disidencia que me permite reconectar con el textil desde una nueva perspectiva, explorando la tensión entre lo visible y lo invisible, así como entre la presencia y la ausencia. La pieza, de carácter escultórico y estático se presenta inicialmente como una obra textil, pero al rodearla se revela su estructura y diseño de los vestidos de alta costura. Sin embargo, es solo al final de este recorrido que la verdadera naturaleza de la obra se hace evidente: se trata de un burka, la alta costura se convierte en un vehículo que nos confronta con la antinomia entre Oriente y Occidente.
La obra en su ambigüedad morfológica se convierte en un artefacto. Un acontecimiento cargado de significado por su materialidad y su construcción social.
Esta transformación que propone Golnaz nos invita a reflexionar sobre la identidad y a desdibujar las fronteras entre el arte y la vestimenta. Al revelar que cada objeto posee no solo una existencia física, sino también una historia que influye en su significado, nos desafía a mirar más allá de lo superficial y a reconocer las múltiples capas de realidad presentes en nuestra vida cotidiana.
Tito Pérez Mora
Renovation color
Río & Meñaca
Hay imágenes más precisas que 100 años de historia en los libros. ‘Renovation color’ es el proyecto que presentó la galería Río & Meñaca del artista Tito Pérez Mora (Benidorm, España 1977) y que nace de la última estancia del artista en el estado de NY en una casa de los años 70 recientemente rehabilitada.
La casa, el contexto y su formalidad estética son elementos clave en el desarrollo de la idea de Pérez Mora. La obra surge de una experiencia íntima, donde los procesos constituyen la principal línea de investigación, encontrando conclusiones y significado en los espacios inacabados, como parte de un proceso personal de búsqueda constante.
“Las casas antiguas que se rehabilitan en la zona, se pintan en su mayoría de un color gris-azulado al que han denominado coloquialmente como “Renovation color”, haciendo reconocibles las numerosas casas que han sufrido algún tipo de cambio, actualización o lavado de cara. La inminente y esperada renovación de un país que reclama un cambio de paradigma, a través de la bandera, su símbolo/ icono más reconocible, y un color, el color con el que se pintan las casas rehabilitadas.”
La serie “50 estados – 50 banderas” es una representación visual de la idiosincrasia estadounidense. Cada bandera estatal, intervenida y pintada con pintura acrílica de color “Renovation Color”, se convierte en un lienzo que refleja la búsqueda de una nación por mantener la apariencia de homogeneidad y fortaleza, a pesar de los signos de un posible declive. La obra explora cómo la imagen icónica de la bandera, símbolo por excelencia de la identidad nacional, se transforma en un medio para expresar la complejidad y los contrastes de un país que intenta preservar la ilusión de su antiguo poder imperial.
Un proyecto que nos muestra el dominio artístico de un concepto que, en lugar de enmascarar la identidad, parece revelar su autenticidad.
Lara Ordoñez
Lana Tramada
Vangar
La palabra “tejer” proviene del latín “texere”, que significa “tejer” o “entrelazar”. Esta etimología evoca la acción de entrelazar hilos o materiales para crear no solo una tela, sino un vínculo profundo entre la tradición y la innovación. Así lo plantea Lara Ordoñez (Castellón, 1995) en su proyecto “Lana tramada”, presentado por la galería Vangar de Valencia y por el cual fue galardonada en la feria Estampa con el premio de Cervezas Alhambra, un reconocimiento que celebra su capacidad para representar el binomio entre la artesanía y el arte contemporáneo.
Su trabajo nos invita a reflexionar sobre cómo el acto de tejer trasciende la mera creación de objetos, convirtiéndose en una práctica que entrelaza historias, identidades y culturas y que se conforma en la actualidad como un vehículo fundamental de memoria y tradición, donde cada punto entrelazado contiene historias personales y colectivas que trascienden el tiempo.
A través de la repetición del gesto como forma de ritual cotidiano, Lara Ordoñez explora la práctica artística como un acto de resistencia frente a los modos de producción contemporáneos. En este proceso, la revalorización de saberes tradicionales emerge como un elemento fundamental que trasciende la mera reproducción técnica, transformándose en un acto consciente que conecta lo ancestral con lo actual.
“Lana Tramada” emerge como una historia alternativa que enriquece nuestra creación y relación con el presente. La reescritura de la historia pasa por la descontextualización de todo aquello preestablecido. Un proceso de reconstrucción permite revelar capas ocultas de significado, donde lo aparentemente familiar se transforma en un terreno de exploración y redescubrimiento.
ENGLISH VERSION
LONG LIVE MAGICAL THINKING
True and unconscious or conscious and exultantly true? Genius sometimes appears in our path in multiple forms, but when an idea becomes corporeal and carries with it the ability to be explained by all, it becomes infinite, universal.
Brilliant and true were some of the projects presented in this last edition of the Estampa fair, Madrid, where aesthetics acquires new meaning through reflection, thought, and the dialectics that accompany social processes.
Sight establishes our place in the surrounding world; we explain the world with words, but these cannot nullify the fact that we are surrounded by it. John Berger – Ways of Seeing
Time, eternal and faithful counselor, is the oven that matures every idea and the process that guarantees its strength… Our ideas are inevitably shaped by the sociopolitical context in which we operate, and with them, language itself, our fundamental tool of thought, is impregnated with political meanings. This influence extends even to the materials we use, each carrying its own history and cultural connotations, where the essential goal is to explore the nature of representation and its multiple layers of meaning.
Ideas, far from arising spontaneously, are the result of a complex network of influences: they are the fruit of a precise concatenation of contexts, accumulated experiences and brain processing, culminating in that crucial moment where everything converges, like a perfect storm of synapses, to give life to a new thought.
In this panorama where ideas and language are so deeply intertwined with the political, it becomes vital to cultivate projects that dare to challenge the limits of conventional aesthetics. We need proposals that not only cross borders but dissolve them; works that act as mirrors and windows towards new possibilities.
Their true value lies not only in their ability to question and dismantle, but in dismantling while they seduce; mastery resides in transforming challenge into a gesture of love. True seduction isn’t in the questioning itself, but in making us yearn to be questioned.
Irene Luna
Dibújame un cordero /Draw Me a Sheep
Arniches 26
It is in Chapter II of The Little Prince that the extraordinary little man first appears, saying “draw me a sheep.” In the mind of the astonished protagonist, this thought arises: “When the mystery is too impressive, it is impossible to disobey.” I remembered… that I had studied mainly geography, history, mathematics, and grammar, and I told the little man… that I didn’t know how to draw. “It doesn’t matter. Draw me a sheep.”
Contundent, firm, and effective is his request, just as this project is. The Arniches 26 Gallery presented at the fair “Dibújame un cordero” a solo show by the artist Irene Luna (Madrid, 1992), which represents the debut of a keen mind that connects the intimate with the universal, offering an aesthetic experience that navigates the concept of inhabiting through memory and scale.
Accustomed to the formality of art on the wall, here we find the very walls becoming part of the artwork and vice versa. Irene Luna presents us with the aesthetic flip of an idea that is both personal and universal at the same time. The project synthesizes her main creative concerns through a series of wooden boxes containing foam negatives of the blueprints of the houses where she has lived.
“Dibújame un cordero” explores the impossibility of conveying personal memories associated with our homes, using the box as a symbolic element that, paradoxically, protects an emptiness: the negative of non-existent models that represent already lost spaces. This connects with other works by the artist, such as “In/On,” creating a poetic reflection on memory and forgetfulness.
Golnaz Payani
Falling Still
Lariot Collective
With the aim of creating synergies and exchanges between different spaces and cities, the nomadic gallery Lariot Collective presented at its booth the work of artist Golnaz Payani, born in Tehran in 1986 during the context of the Iran-Iraq war. Her work embodies the intrinsic need for dialogue and reflection in art.
Childhood memories have been the key catalyst for this artist’s development, where themes of disappearance, trace, and memory emerge:
“My artistic journey focuses on disappearance and the perception of traces. After the war, lists of the missing were periodically circulated in Iran, where these disappearances impacted daily life, imposed by a mandate of silence that forced children to conceal their everyday lives. (…) Celebrations like birthdays and weddings took place in secret. My childhood was a conflict between external appearances and an invisible private life. At 15, I was made to wear a veil, which transformed my relationship with fabric; what were once pieces of joy became objects of oppression.”
Wars never truly end; they simply transform, giving rise to new confrontations where the social realm becomes a battleground for identity and belonging. The social sphere is defined here as a space of struggle for rights and justice.
Golnaz’s work in Falling Still is an act of dissent that allows me to reconnect with textiles from a new perspective, exploring the tension between the visible and the invisible, as well as between presence and absence. The piece, with its sculptural, hieratic, and static character, initially presents itself as a textile work, but as one moves around it, its structure and design reveal elements of haute couture dresses. However, it is only at the end of this journey that the true nature of the work becomes evident: it is a burqa, where haute couture transforms into a vehicle that confronts us with the antinomy between East and West.
In its morphological ambiguity, the work becomes an artifact—an event laden with meaning due to its materiality and social construction. This transformation proposed by Golnaz invites us to reflect on identity and to blur the boundaries between art and clothing. By revealing that each object possesses not only a physical existence but also a history that influences its meaning, she challenges us to look beyond the superficial and recognize the multiple layers of reality present in our everyday lives.
Tito Pérez Mora
Renovation Color
Río & Meñaca
There are images more precise than 100 years of history in books. Renovation Color is the project presented by the Río & Meñaca gallery featuring artist Tito Pérez Mora (Benidorm, Spain, 1977), born from his recent stay in New York State in a newly renovated 1970s house.
The house, the context, and its aesthetic formality are key elements in the development of Pérez Mora’s idea. The work arises from an intimate experience, where the processes constitute the main line of research, finding conclusions and meaning in unfinished spaces as part of a personal quest for constant exploration.
“Old houses being renovated in the area are mostly painted in a bluish-gray color colloquially called ‘Renovation Color,’ making recognizable the numerous houses that have undergone some type of change, updating, or facelift. The imminent and anticipated renewal of a country that demands a paradigm shift is expressed through its flag, its most recognizable symbol/icon, and a color—the color with which renovated houses are painted.”
The series 50 States – 50 Flags is a visual representation of American idiosyncrasy. Each state flag, intervened and painted with acrylic paint in “Renovation Color,” becomes a canvas reflecting the nation’s search to maintain the appearance of homogeneity and strength, despite signs of potential decline. The work explores how the iconic image of the flag, the quintessential symbol of national identity, transforms into a medium for expressing the complexities and contrasts of a country trying to preserve the illusion of its former imperial power.
A project that showcases the artistic mastery of a concept that, rather than masking identity, seems to reveal its authenticity.
Lara Ordoñez
Lana Tramada
Vangar
The word “weave” comes from the Latin “texere”, which means “to weave” or “to intertwine.” This etymology evokes the action of intertwining threads or materials to create not only fabric but also a deep connection between tradition and innovation. This is the premise of Lara Ordoñez (Castellón, 1995) in her project Lana Tramada, presented by the Vangar gallery in Valencia, for which she was awarded the Cervezas Alhambra prize at the Estampa fair, a recognition that celebrates her ability to represent the binomial of craftsmanship and contemporary art.
Her work invites us to reflect on how the act of weaving transcends the mere creation of objects, becoming a practice that intertwines stories, identities, and cultures, and currently serves as a fundamental vehicle of memory and tradition, where each woven stitch contains personal and collective stories that transcend time.
Through the repetition of gesture as a form of daily ritual, Lara Ordoñez explores artistic practice as an act of resistance against contemporary modes of production. In this process, the reevaluation of traditional knowledge emerges as a fundamental element that transcends mere technical reproduction, transforming into a conscious act that connects the ancestral with the contemporary.
Lana Tramada emerges as an alternative story that enriches our creation and relationship with the present. The rewriting of history involves the decontextualization of all that is pre-established. A process of reconstruction allows for the revelation of hidden layers of meaning, where the seemingly familiar transforms into a terrain of exploration and rediscovery.