Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

The Bell Jar: MXM Galería

Proyecto curatorial internacional -comisariada por Victoria Rivers- que parte del concepto fundacional de la obra homónima de la poetisa Sylvia Plath.

La campana, el techo, el bache, la crisis. Aquello de lo que resurgir, renacer. Dice Gerard Manley Hopkins -con el tamiz de John Gregory Dunne y, posteriormente, de Joan Didion: Ay, la mente, la mente tiene montañas; despeñaderos de ruina/ terribles, escarpados, insondables para el hombre. Los menosprecia/ quizás quien nunca se asomó a ellos. Me despierto y siento la siniestra oscuridad, no el día./ Y he pedido quedarme/ Al abrigo de las tormentas.

The Bell Jar es un proyecto curado por Victoria Rivers en MXM galería —cuya inauguración es el próximo 27 de febrero— que brota de la idea de esa contienda personal (casi universal) que relata Sylvia Plath en su obra homónima, creando desde un abismo de dolor, ante un contexto sociohistórico incómodo ante la angustia ajena. Rivers hace suyo este mensaje enarbolándolo como un bastión feminista, de la mano de unas voces cuyos trabajos nos remiten a los (nuevos) contextos que habitar, a las formas en las que podemos entender el arte, a lo violento de lo delicado -eso que es frágil, casi referido a lo imposible-, haciéndonos soñar desde la incomodidad de ser interpelados desde un lugar sombrío.

Obra de Anna Bochkova presente en The Bell Jar, en MXM Galería. Cortesía de la artista y la galería.
Obra de Irene Molina presente en The Bell Jar, en MXM Galería. Cortesía de la artista y la galería.
Obras de Irene Molina presentes en The Bell Jar, en MXM Galería. Cortesía de la artista y la galería.

Los artistas de la muestra -Irene Molina, Anna Bochkova, Rebecca Storm y Körei Sándor- nos hacen transitar el camino de la ensoñación, de la alquimia. Desde ahí somos testigos de que la creación puede partir de múltiples estados, licencias y anhelos: distintas capas, distintas realidades. Con las esculturas de Anna Bochkova (Rostov on Don, 1995) llegamos a la espiritualidad latente dentro de la poesía, del misterio de lo humano y lo divino a partir del desequilibrio de unas formas híbridas que atraviesan lo antropomorfo y lo zoomorfo. Las estructuras de Irene Molina (Granada, 1997) -la única artista nacional de todo el conjunto- quedan aquí reducidas a lo delicado, lo impoluto; aquello que puede estallar, pero que resiste. Körei Sándor (Mór, 1995) es la utopía: un jardín perpetuo que hace de nexo con la propia vida. Completa el conjunto la pintura de Rebecca Storm (Vancouver Island, BC, 1987) a medio camino entre el misterio, lo invertido, lo surreal.

Obra de Körei Sándor presente en The Bell Jar, en MXM Galería. Cortesía de la artista y la galería.
Obra de Rebecca Storm presente en The Bell Jar, en MXM Galería. Cortesía de la artista y la galería.

The Bell Jar emerge -con una coherencia narrativa densa y palpable, fruto de Rivers, que armoniza estéticamente con los artistas- como un pacto que propone cambios para MXM Galería, pero a la vez anuncia fuegos fatuos; un cristal que puede romperse si lo tocas, una forma de resistencia ante la deshumanización. Este proyecto atraviesa esa idea del arte preconizada por Robert Hughes, que entiende el arte no como una mera representación de la vida en sí misma, sino una intervención en ella, resultando ser una manera de tratar con lo irreparable. The Bell Jar aupa un hacer desde lo incómodo, desde lo irremediable. Un pacto a favor del creer y del crear. Una enmienda favor del arte como promesa. Un nuevo paradigma de la creación.

Obra de Rebecca Storm presente en The Bell Jar, en MXM Galería. Cortesía de la artista y la galería.

ARTÍCULOS RELACIONADOS