Las obras de Gianluca Lattuada, artista italiano afincado en Madrid, vienen a ser un abrazo entre el barroco pleno y el folklore cultural contemporáneo, un barrido entre luces y sombras, violencia, memento mori , frugalidad y erotismo; un puente entre el ayer y el ahora

Cuando el artista catalán Antoni Tàpies pintaba dejaba su impronta una y otra vez; una pincelada pastosa, densa, matérica. En Mirada y mà (2003), Creu-cama (2003) o Gran pintura (1958), el gesto del informalismo (o tachismo) permitía una huella profunda, perceptible y difícilmente imborrable a base de capas y capas de pintura, arena, paja sobre tela, carbón. Esa complejidad en la mixtura material -derivación de una abstracción contraria a la forma- convierte una obra de corte apolíneo -clásico, equilibrado- en un grito desordenado y caótico. Sin embargo, una creación artística es capaz de sostener todas estas perspectivas, a priori antagónicas.  En palabras de David Díaz Soto: «El objeto artístico se presenta así con una misteriosa doble dimensión: una físico-material, y otra, llamémosla, perceptual-sensible: hay algo que se ve “en” la obra y que no siempre coincide con el “soporte material” de dicha obra. El problema de la articulación de ambos aspectos se agudiza en el caso de prácticas artísticas occidentales como la pintura, cuya orientación dominante desde el Renacimiento ha sido “ilusionista”. No se ve sólo un soporte de lienzo impregnado de materias pigmentarias, y todo ello dotado de propiedades métricas de carácter físico-químico, sino que se ve un universo de formas, sean figurativas o “abstractas”, y de cualidades perceptivas (línea, textura, color), configurando un espacio virtual articulado de diferencias sensibles.» Además, este autor añade una tercera dimensión que denomina como simbólico-semántica y define la obra como vehículo de “significados”. Es decir, contenidos culturales extraartísticos.

Before the rain (2022), Gianluca Lattuada. Óleo sobre lienzo, 150x120 cm. Cortesía del artista.
Awake, arise or be for ever fall'n (2022), Gianluca Lattuada. Óleo sobre lienzo, 150x120 cm. Cortesía del artista.

La huella original del artista en construcción; el simple acto de crear bajo diferentes estratos, en los que el espectador, activo en su mismo acto de contemplación (una contemplación humana, de un ser bípedo que es capaz de contemplar, como diría Freud) deberá tomar el relevo y finalizar la creación con su propio conocimiento individual. Una serie de capas de significado que se presentan en formas antropocéntricas: musculatura clásica vista en los antiguos pero a base de citas contemporáneas. Esto, cobra vida en las series pictóricas de Gianluca Lattuada (Milán, 1988). Este artista italiano -afincado en Madrid- introduce el presente en el Barroco del siglo XVII, actualizando las tópicos y hablando con un espectador repleto de referencias, pero aturdido en sus actos. A través de sus series en blanco y negro, atisbamos la mirada a un pasado renovado; luz y sombra que aparecen en una superficie del interior al exterior, casi como en un puro acto de nacimiento.

Dibujo dentro de la serie Conversazioni en el Museo Nacional del Prado (2022), Gianluca Lattuada. Cortesía del artista.

Obras como Before the rain (2022)  o las diversas Conversazioni (serie del 2022 en las que dialoga con los maestros pictóricos cuyos trabajos residen en el Museo Nacional del Prado) nos dan una pista sobre el trabajo de Lattuada: films y poesía recorren la superficie de sus creaciones, cargadas de sutileza y detalles, pero también de imperiosa fuerza vital. La erótica de la figuración de Lattuada contrasta con los seres sin rostro que viven en sus pinturas, descontextualizando cuerpos e historias, para tratarlas junto a temáticas cercanas a la violencia o la fugacidad de la existencia, motivos ya tratados anteriormente por una infinitud de artistas. Aquí, Lattuada retoma estos conceptos, característicos de épocas precedentes -y densas- para trazar una línea implícita que una ambas creaciones, con el ánimo de actualizar, denunciar, disturbar o, simplemente, reflejar tales ideas, plasmándolas en la frugal existencia del hoy.

Lo apolíneo y lo dionisíaco reside en las obras de Lattuada como un reflejo mismo de la tragedia clásica. Atendiendo a la revisión que hace Nicolás Naranjo Boza en Nietzsche y Buero Varejo: Lo apolíneo y lo dionisíaco en la tragedia (2006): «Por un lado está la fuerza dionisíaca que determina el origen de todo y que desestabiliza el orden humano y, tras la revelación, viene la ilusión apolínea a rescatar al hombre de la visión del abismo que le proporciona Dionisios, transformando esa visión en una obra de arte. El resultado es que la creación artística puede evitarle al hombre la muerte, pues le da una ilusión con la cual sobrellevar la existencia siempre que acaba de ver, dionisíacamente, su sinsentido lógico. Dado lo anterior es necesario experimentar el caos y ver el abismo, para crear y luego repetir el proceso. Con tal fórmula se resiste el abismo esencial a la vida.» Aunque Naranjo Boza se refiera aquí a la tragedia griega, vemos los ecos de esta en los cuerpos que Lattuada nos sugiere en trabajos como Awake, arise of be for ever fall’n (2022) o Do I dare disturb the universe? (2022).

Gianluca Lattuada en su estudio por Ricardo León. Cortesía del artista.
Go tell the crows that I am gone on the night of the pink full moon (2023), Gianluca Lattuada. Acrílico y óleo sobre lienzo, 100x120 cm. Cortesía del artista.

Sus últimas obras evolucionan hacia unos usos -aún ciertamente tímidos, pero decididos- del color que contrasta con sus anteriores series, en las que la ausencia del mismo evidenciaba unas musculaturas que flotan en dantescas y caóticas escenas, pero ordenadas ante la aparente confusión. En Go tell the crows that I am gone (2023), Virgen de la Gloria (2023) o Despacio lobito (2023) seguimos viendo esos cuerpos (ahora con rostros) rodeados de un aura colorística simbolista, pero sin el poso melancólico adherido: fábulas modernas, mitología, folklore. Otra vez, esa profundidad serena en los palabras, las referencias y la vista hacia lo lejano. La historia cíclica y eterna en forma de revivals, los acontecimientos que suceden una vez y otra vez y, el arte, que sirve de redentor, mediador o, simplemente, de la pura expresión hedonista.

Despacio lobito (2023), Gianluca Lattuada. Acrílico y óleo sobre lienzo, 100x120 cm. Cortesía del artista.

NOTAS AL PIE

[1] Díaz Soto, David (2009). Formalismo y materialismo. El problema de la materialidad del arte en Eduard Hanslick. Bajo la palabra. Revista de Filosofía. II Época, nº 4, 173-180.

[2] Tal y como el propio David Díaz Soto define en este mismo texto.

[3] Trabajos actualmente en exposición en Studio RGF – Arriaza 11 (Madrid), con el nombre de Brillan las sombras.

[4] Naranjo Boza, Nicolás (2006). Nietzsche y Buero Varejo: Lo apolíneo y lo dionisíaco en la tragedia. Revista Estudios de Filosofía, nº33.

FOTO CABECERA: detalle de Virgen de la Gloria (2023), Gianluca Lattuada. Acrílico y óleo sobre lienzo, 100×120 cm. Cortesía del artista.

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