Las coetáneas de Jorge Dutor y Guillem Mont de Palol, los consideraban “una pareja de reconocidos artistas escénicos, performers, coreógrafos, de amplia trayectoria profesional -internacional- y vital, centrados - periféricamente- en abordar diferentes temas y medios como lo corpóreo, la voz, el lenguaje, para, a través del arte, fomentar la apertura de las conciencias, la evolución y la sanación de diferentes colectivos”.

Entrevista extraída de #sirocomag4

FOTOGRAFÍAS por Marcela Sciaccaluga en el Tempietto de San Pietro in Montorio

SM: ¿Qué significa folclore para vosotros?

 

GUILLEM: Para mí folklore tiene que ver con una representación cultural compartida; con comunidad y con ritual; no tanto con ancestralidad, con historia, con repertorio, con lo que ya se ha hecho; para mí folklore tiene que ver con el presente. Un folklore de ahora. Porque cuando hablamos de folklore, siempre nos referimos o pensamos desde el pasado -y sí que existe este folklore, que es el que ya sabemos, el que ya conocemos-, pero para mí es menos interesante que un folklore contemporáneo. (Se dirige a su compañero) ¿Y qué podría ser el folklore contemporáneo, Jorge?

 

JORGE: Para mí folklore también es, por ejemplo, esas formas más populares -y que tienen poco o nada que ver con la ancestralidad -de manera formal, me refiero–. Una cosa que a mí me parece espeluznante pero que es muy común y que está súper socialmente admitidísima -y que yo consideraría una forma folklórica-, es ir a un estadio de fútbol a gritar -a animar- a tu equipo: tiene unos cánticos muy concretos, un vestuario muy concreto, una forma, una emoción, un himno; eso para mí ya es folklore. Por lo tanto, no solamente es el folklore consensuado -desde el folklorismo, desde la forma más tradicionalista: de la danza, de […]

 

GUILLEM: […] de las autonomías de los nacionalismos, lo que se conoce por folklorismo.

 

JORGE: […] Sí, folklore son muchas cosas.

 

GUILLEM: Yo creo que también tiene que ver con algo compartido, algo social y algo popular, que se repite en el tiempo.

 

JORGE: Es el movimiento popular compartido, ¿no?

 

GUILLEM: Sí, es como un hábito que se repite en el tiempo que, a lo mejor, en el caso del fútbol se repite cada sábado en “este” estadio de fútbol, o en el caso de els castells se hacen en cada Festa Matjor de cada pueblo de Catalunya, que hay como un calendario de cuándo se hace la representación folklórica.

 

JORGE: Sí, pero bueno, sin calendario también es folklore. Quiero decir, algo puede ser “todos los sábados”, pero no deja de ser folklore si el partido de fútbol no es el sábado, o las fechas de Castells varían todo el rato.

 

GUILLEM: Sí, pero que hay una agenda alrededor, hay alguien que organiza, hay un calendario. O, por ejemplo, en las calles de Cádiz, que la gente sale a sentarse en la silla para hablar, esto es folklore también, ¿no?

 

JORGE: Eso no es folklore, es tradición. (Rotundo)

 

GUILLEM:¿Y qué diferencia hay entre folklore y tradición?

 

JORGE: Porque no hay una forma artística, que digamos, como un hacer todos juntos una cosa. O sea, folklore es juntarte a bailar sevillanas, eso es folklore. Pero sentarte en una silla en la puerta de tu casa, no sé si es folklore. Quizás sí.

 

GUILLEM: ¿Por qué no? Es folklore. Es algo que tiene que ver con la manera de vivir de una gente, de un determinado territorio, algo que la gente repite y que tiene que ver con los hábitos culturales de una población de un territorio concreto.

 

JORGE: Quizás sería folklore si cantasen.

 

GUILLEM: ¿Y, si hablan, no?

 

JORGE: No sé, o si estuviesen haciendo bolillos, por ejemplo; o sea, el encaje de bolillos, o los encajes de Lagartera, esto sí es folklore, pero es un folklore que tiene una forma más objetual, ¿no?; pero, como el proceso de… no sé… […] Dudo, de repente (con honestidad). Pero bueno, en cualquier caso, tenemos un concepto bastante expandido de lo que podría ser el folklore.

 

GUILLEM: Ajam (asiente y finalizan).

 

SM: Con Salir del armario es la primera vez que introducís matices autobiográficos en vuestras obras, ¿cuál es el propósito como artistas al compartir con el público la propia historia?

 

JORGE: ¡Súper interesante esta pregunta! (entusiasmado).

 

GUILLEM: […] “Salir del armario” fue una necesidad que surgió a raíz del confinamiento de la pandemia del Covid… […]

 

JORGE: Sí. Por un lado, fíjate: llevábamos tiempo ya… o sea, siempre hubo una idea por ahí, o una pregunta de “¿por qué no trabajamos sobre nosotros mismos?”; o sea: políticamente, “¿qué significado tiene el que no nos pongamos a…”. Por una parte, es que, nosotros siempre hemos sido el objeto de nuestro trabajo, ¿no?: puesto que trabajamos con nuestros cuerpos y no hacemos ficción, sino que trabajamos sobre nuestra realidad y el presente absoluto y somos nosotros gestionando una cosa -que es una cosa, a la vez, muy doméstica y muy accesible, y es un juego, como de niños, muy en otro lenguaje; quiero decir, que es como desnudarte de todo artificio y toda ficción y manejar desde ese lugar todo el presente que está pasando con el público y con todo; con unas herramientas como súper súper propias, básicas e internas, como esta cosa de… de “estar abierto en canal”-.Y, sin embargo, nunca habíamos hablado de nosotros en nuestro trabajo -de nosotros en cuanto a nuestra biografía, de quienes somos, qué hacemos, y tal-. Y con “Las Risas” ya parecía que había como… algo que se estaba ahí… como abriendo un poco, que era como ponernos en un lugar mucho más vulnerable que los que habíamos transitado anteriormente. Entonces, confinamiento: ¡pum!, ahí, encerrados en casa… es el momento en el que todas las instituciones empiezan a llamar para conseguir contenidos online para… (se ríe) […],

 

GUILLEM: […] para sus programaciones de última hora, que estaban intentando salvar… […],

 

JORGE: […] para salvar sus contenidos, sus programaciones y tal. Entonces, todas locas: ahí, como pidiendo cosas de última hora “a matacaballo”; y, bueno, Guillem y yo estabámos aquí en casa, construyendo un armario. Entonces, Guillem subió una storie a Instagram o a Facebook -o algo así- de la construcción del armario, y recibimos una llamada de Alessandra García -que es una artista estupenda, y gestora además, y programadora […]

 

GUILLEM: […] de El Contenedor Cultural, de la Universidad de Málaga-

 

JORGE: […] y, entonces, nos dijo (imitándola): “a ver, ¿¡dos maricones construyendo un armario!? ¡Aquí hay una cosa muy importante!” Esta frase sirvió de disparadero total… pues sí, pues sí…”salir del armario”… pues tal (obvio). Bueno, y la vez, pues Guillem está muy implicado con una asociación de aquí de Barcelona […],

 

GUILLEM: […] una ONG que se llama “Stop Sida” […]

 

JORGE: […] pues… trabajando con gente… […]

 

GUILLEM: […] con salud sexual, con la comunidad LGTBIQ+.

 

JORGE: Y es algo con lo que estamos bastante implicados los dos, o sea, con la salud de la comunidad, o sea, de nuestra comunidad -que a veces puede ser maravillosa, pero la mayoría de las veces es bastante dura (risa triste), porque se ejercen unas violencias muy bestias… pues, bueno, nos interesa mucho como… la sanación de la comunidad; como que, a veces, importamos lógicas, como que no nos corresponden -pues machismos, feminismos, transfobia, y todo tipo de […]

 

GUILLEM: […] homofobia interna, xenofobia… […],

 

JORGE: [… ] de fobias absolutas, ¿no?-. Entonces, bueno, pues generar, pues difundir un poquito una palabra amable entre nosotras mismas (con ternura).

 

GUILLEM: Bueno. Y también fue un momento en el que todos estábamos pendientes de un virus, que era el coronavirus, y que se hicieron muchas referencias al virus del VIH de los ochenta. Entonces, ahí dijimos: “¡hostia, ¿por qué no hablamos de esto a través de nosotros, y, además, […]?!”

 

JORGE: (Interrumpe) Claro, también habíamos visto… Perdón. […]

 

GUILLEM: […] No, que… “Salir del armario” ha sido una salida de nuestro armario: no de nuestra homosexualidad, porque ya estaba públicamente declarada, pero sí de nuestra seropositividad, ¿no?; de nuestro estado del VIH.

 

JORGE: Porque… hemos visto también a gente haciendo piezas sobre el VIH, pero desde una distancia (satiriza): “Aquellos que estuvieron enfermos”, “aquellos que… conviven con el virus”, “aquellos que…”, yo qué sé; pero nunca desde un Yo (con fuerza propia); nunca. Por supuesto, hay artistas que lo han hecho y que lo hacen… pero nunca en el ámbito más cercano… y fue una necesidad fuerte de salir del armario y de tratar estos temas con absoluta naturalidad, como debe ser, porque el silencio solo trae muerte.

 

GUILLEM: “Salir del armario” es una propuesta escénica online que se hace por streaming: empieza dentro del armario que construimos durante la pandemia en nuestra casa, utilizamos dispositivos móviles -teléfonos-, y se hace vía Zoom; es un recorrido por Barcelona y sus calles, conociendo lugares que tienen que ver con la cultura de ocio LGTBI de esta ciudad, y también tienen que ver con nosotros -dónde nos conocimos, dónde nos besamos, dónde han pasado cosas que tienen que ver con nuestra relación-.

 

JORGE: […] Entonces (con determinación), después de hacer “Salir del armario”… […] hay comentarios muy bestias. Claro, todo el resto de nuestras piezas recibe un tipo de comentario que está muy bien: sobre el juego, sobre el humor, la comunidad, la energía, sobre todos estos asuntos – que están fenomenal-; pero, de repente, con esta pieza recibimos comentarios muy (con énfasis) bestias. Muy bestias, quiero decir, comentarios como que a gente le ha ayudado mucho a… […]

 

GUILLEM: […] positivamente (matiza).

 

JORGE: Positivamente, positivamente… Por ejemplo: pues un amigo muy amigo, muy amigo, muy amigo, muy amigo, muy amigo… ¡muy amigo!… que llevaba viviendo con el virus siete años, y no se lo había dicho nunca jamás a nadie. Y, de repente, esta salida del armario, fue también su salida del armario. También fue mi (con autenticidad) propia salida del armario para con mi familia -porque yo con mi familia nunca me había atrevido tampoco a hablar del tema-. O sea, bueno, como que, de repente, tiene una repercusión como… Real. O sea, más allá… como… de la experiencia… […]

 

GUILLEM: […] Era una necesidad real.

 

JORGE: […] Claro. Total, después de esto, esto que dice Guillem, que nuestra relación ya es súper abierta y que todo el mundo sabe, y tal… -bueno, nos hemos visto en algún momento comprometido: recuerdo en alguna charla después de alguna función -sobre todo con escuelas o tal-, que nos preguntaban (cambia la voz a más aguda): “Ay, vosotros…¿sois her- manos?, ¿sois hermanos?” Y alguna vez decíamos “no, somos novios”… pero la mayoría de las veces decíamos: “no, no somos hermanos” -sin entrar a definir cual era nuestra relación-: esto solamente es fruto, ¿sabes?… del propio estigma-. Y, entonces, lo siguiente que pasó, por supuesto, es “Las cosas del amor” […],

 

GUILLEM:[…] Claro.

 

JORGE: […], que es una declaración […],

 

GUILLEM: […] es otra performance.

 

JORGE: Estamos con esto ahora, que es muy anecdótica… pero, bueno, es una performance en la que nos casamos. Entonces, ya, si alguien tenía alguna duda, pues… (ríen)… pues la eliminamos. Y el hecho de casarnos, de repente, performativamente, tiene mucha gracia: porque la gente se emociona muchísimo en las bodas, y es algo que nos interesa “mogollón”, ¿sabes? (ja, ja)… como performance, una performance en la que la gente llora… porque: ¡lloran! […];

 

GUILLEM: claro, la gente llora, la gente… […]

 

JORGE: […] …¡de la emoción!

 

GUILLEM: […] gente que nosotros no conocemos de nada, de repente, se convierte en nuestros invitados de nuestra boda, y ahí se produce una especie de sociedad o comunidad, que, sin conocernos, nos emocionamos juntas, ¿no?

 

JORGE: Sí… Supongo que, cuando vas a una boda, a la mitad de la gente no la conoces… pero, no sé… al final, pues algo pasa ahí, algo pasa, algo pasa…y tiene que ver con la vulnerabilidad, con el abrir de repente el corazón y con decirte estas burradas tan bestias -los votos, el declararte el amor por encima de todo…-: pues, de repente, esta cosa, como statement, es súper potente, ¿no? Y bueno… […]

 

GUILLEM: Esta pieza la hemos hecho dos veces: la hemos hecho una vez aquí en Barcelona, en el tercer aniversario del Centre LGTBIQ+ de Barcelona, y luego también la hemos hecho en Roma, en la Academia de España en Roma. Y en las dos ocasiones que la hemos hecho ha tenido muy buena aceptación. Ha sido muy divertido. Nos hemos tatuado un anillo en el mismo dedo cada boda, (asienten juntos)… y, nada, continuamos con ganas de irnos casando por el mundo (tiernos).

 

JORGE: Lo que a mí me parece muy divertido de esta performance es que va más allá del acto escénico. Y quiero decir con esto que hay una preparación que mola bastante. Por ejemplo, en el caso de Barcelona, lo que pasó es que nadie sabia, era una boda sorpresa: el público venía a este evento -que se anunciaba como un recital de canciones de amor- y. de repente, lo que se encontraba es que nos pedíamos la mano, y que habíamos invitado a la alcaldesa de Barcelona -que, casualmente, pasaba por allí- a que nos casara en esa fiesta. Total, para que esto fuera realizable, teníamos que poner esta invitación en la mesa de la alcaldesa de Barcelona: entonces ya se convirtió en un hecho político, que la Alcaldía tuviese que decidir si nos casaba, o no nos casaba Ada en esta fiesta. Esto ocupó como varias semanas entre la dirección del centro, la organización del evento, la Alcaldía, prensa, y… no sé, es algo divertido.

 

GUILLEM: Al final no pudo ser… porque, por protocolo, Ada Colau no pudo estar ahí, pero toda esta preparación ya era parte de la performance.

 

JORGE: Sí, y también en el directo estábamos jugando con la idea de que Ada podía aparecer en cualquier momento y casarnos, y eso… ¿sabes?, es como… (ja ja) la dimensión política, ciudadana, de un acto tan inocente como “declararse el amor” -lo que lo convierte en algo terriblemente perverso a la vez, porque es como una seguridad administrativa o una validación administrativa (se ríe) sobre tu relación-. Pues, bueno, era divertida. También hablamos del matrimonio, y… sobre “¿qué coño hacemos nosotros casándonos -que hemos estado en contra del matrimonio toda nuestra historia-?” O sea, hay una reflexión también como de “¿qué está pasando?”, “¿qué estamos haciendo?”, “¿qué está pasando aquí?”. Y el no tener la certeza también nos parece divertido, nos hace gracia. En Roma sí que era una boda -el público sí sabía que iba a una boda-, pero era una boda en la Academia de Roma, o sea que es el Consulado, la Embajada de España: hay una plaza -no sé si es el único consulado del mundo que tiene una plaza pública abierta a la ciudad-, y es que la plaza de San Pietro in Montorio está anexa al Tempietto y a lo que es la Academia, y tal. Entonces, tiene esta plaza delante, en lo alto de la colina del Trastevere, desde la que se ve toda Roma, y donde van los romanos a casarse -o sea, es la iglesia favorita de las parejas romanas para casarse-; y, bueno, mientras que estuvimos allí se celebraban como cinco bodas al día.

 

GUILLEM: Sí, sí. Y entonces… […]

 

JORGE: […] Era alucinante. Era como un non stop: flores pa’ fuera, flores pa’ adentro, coches, novios, novias, arroz, tal… “pa, pa, pa, pa…”… esta Iglesia Católica Romana Apostólica (con humor)… y Vaticana […],

 

GUILLEM: […] y Heterosexual. Y, claro, en Italia las bodas homosexuales no están legalizadas […];

 

JORGE: vamos, no están permitidas;

GUILLEM: […] no están permitidas, no son legales. Entonces, esto fue una invitación de Maral Kekejian, que ella es artista residente en la Academia de Roma: nos invitó a organizar este sarao, que empezaba en el templete de San Pietro, que es un templete que está entre la Academia y la iglesia. Y la performace empezaba justo después de habernos – supuesta- mente- casado: empezaba bajando las escaleras, los invitados nos tiraban el arroz, hacíamos las fotos, las fotos de familia con toda la familia que estaba allí -que no conocíamos- y luego los anillos tatuados, el DJ, el baile, los votos…íbamos paso a paso haciendo todos los protocolos que se hacen en una boda.

 

JORGE: Entonces, todo el previo de esto era poner en una mesa del cónsul el asunto de que, de repente… -claro, se convierte en un asunto diplomático: “el cónsul de España en Roma, ¿se atreve o tiene a bien casar a estos dos maricones en Roma -que es una plaza romana, pero es territorio español-?”; claro, puede ser posible, pero sería un escandalazo diplomático, de repente, que el cónsul de España (ja, ja)… o que en la Embajada de España se estén casando homosexuales en Roma -que es algo que no ha pasado nunca…-; entonces… pues, de repente, era un temazo-. Ésta no estuvo demasiado en la mesa del cónsul, creo que el “no” fue rotundo y demasiado rápido, pero estuvo ahí… eso ya nos parece divertido -por esto, que es que no hay bodas homosexuales en Roma ni en Italia: pues, claro, la peña de Roma que estaba invitada a la boda -que era toda la ciudad de Roma-… pues, claro… ahí pasó algo interesante.

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