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Luz verdadera, la espiritual estancia de Santiago Ydáñez en Santa Catalina

Un retablo barroco, cuatro santos, una casulla y un conejo a modo de semidios; Luz verdadera.

Santiago Ydáñez (1969) deja su impronta en la iglesia de Santa Catalina en Badajoz con Luz verdadera, comisariada por Julián Mesa.
Una muestra donde la espiritualidad, el elemento barroco, los anacronismos y lo profano dialogan en un espacio críptico y tradicionalmente religioso, ahora reconvertido en centro cultural.

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«Fui monaguillo cuando era pequeño y eso hizo que tuviera una familiaridad especial con el espacio religioso, quitándole ese peso apabullante que tiene la religión en sí misma».

 

Las obras de Santiago Ydáñez (Puente de Génave, 1969) que forman parte de Luz verdadera, respiran desde el 20 de agosto entre los muros de la -ya desacralizada- iglesia de Santa Catalina de Badajoz. Esta muestra recoge parte de la trayectoria de Ydáñez, esbozando su camino como artista y narrador, a través de pinturas de gran formato, piezas escultóricas e instalaciones pictóricas que dialogan con la vidriada cripta subterránea del siglo XVI.

 

El templo, parte de un convento habitado hasta 1623 por las Agustinas de Santa Catalina, expone las majestuosas pinturas de animales y las ya emblemáticas escenas religiosas de Ydáñez, suerte de reinterpretación y acercamiento al expresionismo barroco contemporáneo y a la imaginería española; obra espiritual, carnal y dramática, de gran indagación psicológica. Los relatos históricos y religiosos pueblan los mundos del artista andaluz, teñidos de la presencia ancestral que emana de su propia biografía.

 

La conocida popularmente como iglesia de Los Padres, recuperada en 2013 por el Ayuntamiento de Badajoz y restaurada como espacio cultural, muestra el paso del tiempo y la confluencia de las épocas, distantes y a la vez simultáneas. Cetrinas calaveras, antaño habitadas, yacen bajo los pies del visitante. Según el mismo Ydáñez:

«Siempre que hago exposiciones las desacralizo aunque me base en la historia del arte. Suelo crear anacronismos -como sucede en Luz verdadera con las hachas del siglo XIX frente a santos del siglo XVI y XVII o el San Diego de Alcalá, talla de Alonso Cano, con un disparo en la frente- para crear otro tipo de relatos. En este caso, el espacio del altar mayor lo ocupa un conejo gigante del que emana la luz a modo de casi dios».

 

Santiago Ydáñez brinda en Luz verdadera un verdadero homenaje al oficio de pintor y a la manera en la que el gesto del artista interviene en la obra, dando lugar a un trabajo capaz de capturar el instante decisivo bressoniano con una pincelada grave y densa, casi primitiva. Sus obras cobijan un proceso creativo cimentado en verdad inefable e instintiva; exploran diversas temáticas, así como pluralidad de técnicas y formatos mixtos, mas siempre en conjunción con lo esencial de la materia pictórica. A lo largo de su dilatada carrera artística, Ydáñez nos ha legado obras que se enraízan en la taxidermia, la imaginería y la pintura clásica; nos transportan a través de atmósferas, paisajes, personajes, materiales y objetos -como cuchillos o prendas, entre las que destaca la casulla realizada ex profeso para Luz verdadera-.

 

La paleta de Ydáñez es compleja y desigual en su trayectoria, ya que el colorido comienza a tener mayor protagonismo con las pinturas religiosas, cuyas carnaciones simbólicas exigen mayor implicación colorística. El colosal mural de San Juan de la Cruz para Místicos –en Caravaca de la Cruz- resulta indicativo del gran formato y la vastedad de su imaginario pictórico.

 

En la selección de trabajos que se exhiben en el espacio pacense se puede apreciar la forma en la que Ydáñez se debate entre su potencia más brutal y violenta y su lado más espiritual y místico: «[…] un conejo en el altar mayor erigido sobre los cuatro santos, un diálogo barroco y algunas piezas más que concluyen Luz verdadera […]». Con esto, genera un particular -y lleno de vida- cosmos propio: profano, religioso, etéreo y salvaje. Tal y como se manifiesta en Luz verdadera, su obra es heterogénea y variada, siempre en constante búsqueda de formas, contenidos e innovaciones «no exentas de nuevos caminos transitados por el azar».

 

Santiago Ydáñez, actualmente afincado entre Jaén, Granada y Málaga, se nos revela como uno de los pintores de mayor proyección internacional y que pasa a formar parte de la gran nómina de artistas que han exhibido su obra en los muros de Santa Catalina, gestionada por el comisario Julián Mesa y que aspira a convertirse en uno de los espacios de referencia del arte contemporáneo en España.

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Fotografías de Félix Méndez cedidas por Julián Mesa, procedentes de la inauguración de Luz verdadera en la iglesia de Santa Catalina (Badajoz), el 20 de agosto de 2022, en las que aparece el propio Santiago Ydáñez junto al comisario de la muestra, Julián Mesa.

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