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Historias de un despertar: El sol que miro y me cuenta

Exhibición individual de la artista cántabra -hasta el 8.02.25-: un viaje desde lo íntimo hacia lo universal.

La vida ordinaria nace de los destellos que encontramos en lo cotidiano, nace de la sombra de los árboles o de la magia de encontrar una patata con forma de corazón, de sonreír en cada uno de esos momentos que la vida nos sorprende con un guiño. 

La galería Juan Silió en Santander acoge el solo show ‘El sol que miro y me cuenta’ de la artista Laura López Balza (Arenas de Iguña, 1984) comisariada por el también creador Javier Ruiz Pérez. En esta exposición, López Balza nos muestra episodios de su vida, revelando protagonistas, lugares y experiencias importantes en el proceso de construcción de su identidad.

Su pincelada va a pies juntillas por el lienzo, diseminando cada historia en pequeñas constelaciones colgadas por hilos de sedal. Las obras se tejen como una gran colcha narrativa, que en algunos casos se convierte en algo plenamente literal. La cultura senegalesa, exuberante y rica, se cuela en toda esta exposición tamizada por la perspectiva de la artista.

LA MADRE- MONTAÑA RECIBÍA A LOS ALBOROZADOS ARROYOS QUE NACIERON CON LA ÚLTIMA PRIMAVERA (2024), Laura López Balza. Óleo sobre tela. 115 x 89 cm. Cortesía de la artista y de la galería.
AL FINAL DE LA PRIMAVERA ENCONTRÓ LAS AGUAS PURIFICADAS (2024), Laura López Balza. Óleo sobre tela. 130 x 81 cm. Cortesía de la artista y de la galería.

Cada creación es un fragmento que busca transmitir la vibración de un sentimiento, se ensalzan los lugares que rebosan naturaleza, se sienten las ceremonias y se vive lo femenino como la gran fuerza primigenia. Cada obra-tapiz se convierte en un testimonio vital, codificando simbólicamente todo su interior.

Vivencias que se reconstruyen en rostros plagados de alegorías y que podríamos denominar autorretratos de un despertar. Laura López Balza está bordando la vida desde su pintura, como siempre hemos hecho las mujeres, desde la integración de las experiencias y desde los elementos cotidianos. Desde su voz sincera en donde todo tiene un sentido.

El sol que miro y me cuenta es un testimonio de búsqueda y honestidad, una celebración de lo genuino. Es anhelo y gratitud, algo que hacía mucho tiempo que no veíamos en la pintura y que hace que sea una de las artistas a la que tener muy en cuenta en los próximos años en el panorama artístico contemporáneo.

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