El suspenso social sobre la escuela de las emociones exige actos de demolición radical.
Qué mejor que la estética del grito, la performance de la rebeldía, el surrealismo elevado de la psique para combatirlo, la liberación no se pide, se toma. Como dijo la gran sacerdotisa, Patti Smith: el punk es la anatomía de la libertad hecha carne, un estado de insurrección permanente contra toda norma que pretenda domesticar el deseo.
Groseros y desencantados son los pensamientos que emergen tras una ruptura, un colapso agridulce de futuros platonizados y lo que podrían ser… los restos de la cena. Da igual la índole del vínculo, los corazones rotos abundan en las trincheras de cada relación.
Atrás en el pasado, el deseo vernacular y caduco del que espera una llamada ahora en el presente, redescubrimos el deseo a través de la reafirmación.
“Built a home and watched it burn” es una exposición comisariada por Ester Almeda, que nos invita a repensar los modelos tradicionales del amor y del cuidado, pero con una premisa, el orden de los factores sí altera el producto y por primera vez, ahí estamos: Amándonos por primera vez.
Las relaciones sentimentales están en pleno neoliberalismo extremo: cada vez son más superficiales, fugaces y narcisistas. Hemos tenido que llamar “responsabilidad afectiva” a lo que en otro momento sería ser un humano empático, como debería ser el común de los mortales. Pero no es así. (…) El autocuidado por tanto es clave. La metáfora del hogar como concepto del yo, es fundamental. – Ester Almeda.
En este dúo show, las artistas Noemí Iglesias (Asturias, 1987) y Gema Polanco (Valencia, 1992) abordan estas temáticas desde una perspectiva cruda y personal, empleando su propio mapa de la memoria en donde las heridas se convierten en cicatrices bellas y poderosas. En donde la estética subversiva de la que hablaba Patti Smith, la de la actitud del punk y la libertad del surrealismo se convierten en herramientas de cuestionamiento y catarsis.
Sus obras generan una conexión inmediata, activa y empática. Mensajes directos plasmados en sus creaciones que transforman las luchas personales en reflexiones colectivas sobre el empoderamiento y el autocuidado.
Creo que todos esos elementos generan una catarsis colectiva e inmersiva en el espectador. Te sientes retratada. Empatizas constantemente, la conexión es inmediata. Como diría Muntadas: la percepción requiere participación. Y ellas consiguen que el público se involucre de una manera real. Cuando una persona se enfrenta a una obra en la que puede leer, sobre la tela de un vestido de novia: HE DECIDIDO CUIDAR DE MI MISMA; cuando después se enfrenta a otra obra, en la que sobre azulejos pone: SI EL TELÉFONO NO SUENA, SOY YO… Creo que de una manera se produce un empoderamiento, como humanos y como sociedad. Las luchas personales también son colectivas y ellas saben trabajar muy bien con esos conceptos. – Ester Almeda.
Porque en la estética del autocuidado “sonamos” enfadadas porque las voces para ser escuchadas deben levantar la voz.
“En la exposición se plantea una lucha de luz y sombras, de frío y calor, y en el fondo el resultado es bastante ambivalente porque ambas artistas se sitúan en todos esos escenarios y a la vez en ninguno. (…) Cada uno vive el amor (propio, y hacia los demás) desde una perspectiva muy única pero a la vez hay experiencias muy globales que sentimos como propias cuando alguien nos cuenta su percepción. No solo me ha servido para darle un sentido al proyecto, sino que también personalmente me ha servido para liberar los demonios que habitaban en mi cabeza, y la sorpresa ha sido que tanta gente se haya sentido representada a través del texto.” – Ester Almeda. [1]
Una exposición que nos muestra la necesidad urgente de desvestirnos de un traje social que nos fue impuesto y que llevamos integrado hasta el tuétano. Un alegato sobre la autonomía que busca transitar desde la estética las diferentes capas de ese traje, intentando domesticar los fantasmas que operan en la conformación de nosotras mismas, y que en su propia formalidad acaba convirtiéndose en un viaje que desmantela a los espectros internos a través de la empatía, convirtiéndose en un acto de AMOR RADICAL: un acto de amor hacia sí misma.
Ya no somos lo que nos han hecho ser, somos lo que nos hemos atrevido a reconstruir.
“Para poder amar y cuidar a los demás de una manera real, debemos ponernos a nosotros mismos en primer lugar.” – Ester Almeda
NOTAS AL PIE
[1] Para leer el texto curatorial completo, click aquí.