Gego. Midiendo el infinito -en el bilbaíno Guggenheim hasta el 04.02- pone el foco en la artista germano-venezolana Gego, que bebiendo de corrientes dominantes en la Caracas del momento (cinetismo y abstracción geométrica) nos deja como legado un enfoque único de la abstracción

Ni escultura, ni instalaciones; dibujos en el espacio, como a la propia Gego le gustaba calificar a sus piezas.

En la conquista de ese espacio -figurado y literal- a lo largo de su trayectoria vital, Gego cruza el Océano Atlántico desde Hamburgo hasta Caracas huyendo del Holocausto nazi y sus políticas antisemitas en 1939. Habiendo estudiado arquitectura e ingeniería en Stuttgart y tras verse sometida a un exilio forzado transoceánico, trabaja como arquitecta y diseñadora de muebles en el Taller Gunz. Fue en 1953 cuando se muda a Tarma e introduce la experimentación en su práctica artística, hasta entonces de corte más figurativa; experimentación que, junto a la influencia del lituano Gerd Leufert, su pareja a partir de 1952, y de otros artistas venezolanos, es el caldo de cultivo necesario para que a finales de los años 50 y combinado con su labor docente, comience a producir obra tridimensional.

Gertrud Goldschmidt (Hamburgo, 1912–Caracas, 1994), Gego, es una figura ácrata, inclasificable y escapista a todo molde y corriente. Su carrera como artista plástica está directamente relacionada con su bagaje académico: bebe de la abstracción geométrica y el cinetismo que dominan la efervescente Venezuela de los años 70 -con Carlos Cruz- Diez o Jesús Soto, entre otros, como referentes e impulsores del arte cinético- y comienza a trazar unas propuestas híbridas, interdisciplinarias y hondamente visionarias. En el imaginario de esta artista germano-venezolana rastreamos diversas disciplinas y tendencias con las que entra en contacto cuando su obra gana un mayor reconocimiento fuera de Venezuela, especialmente en Nueva York, donde le dedican algunas exposiciones individuales. Así, su práctica tiene ecos que van desde el op-art, arte conceptual, figuración, constructivismo, arte cinético, hasta un singular dominio de la abstracción geométrica, tal y como se ve en Midiendo el infinito.

Vista del montaje de Gego. Midiendo el infinito en el Museo Guggenheim de Bilbao.
Vista del montaje de Gego. Midiendo el infinito en el Museo Guggenheim de Bilbao.

Gego. Midiendo el infinito es la exhibición comisariada por Geaninne Gutiérrez-Guimarães que celebra 40 años de trayectoria de Gego -que ha itinerado por São Paulo, Ciudad de México y Nueva York- y que ocupa la sala 105 del museo Guggenheim de Bilbao hasta principios de febrero de 2024. El relato de esta exposición es de crucial importancia en la historiografía del arte, ya que incluye a Gego en la narrativa posterior de la II Guerra Mundial, situándola como una de las artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en la escena cultural latinoamericana. En obras como 12 círculos concéntricos (1957), Reticulárea (1969), Columna (1972) o Bicho 87/9 (1987) somos testigos de los múltiples medios con los que trabaja la artista, teniendo como eje principal la dialéctica entre la línea, el espacio y el volumen. El protagonismo innegable del movimiento conquista la segunda y la tercera dimensión a partir de sus creaciones con alambres eternos, que desarrollan complejos y rígidos mundos conceptuales en planos orgánicos, que flotan libres en el campo de visión del espectador. En esta exhibición multidisciplinar -desde textiles, grabados, dibujos, esculturas hasta fotografías o libros de artista compuesta por más de un centenar de objetos, rastreamos la evolución de la artista desde la década de los 50 hasta los años 90.

Sin título (1954) , Gego. Tinta sobre papel. 29,3 × 23,4 cm. Colección Fundación Gego, Caracas. Custodia en el Kunstmuseum Stuttgart, Stuttgart © Fundación Gego. Foto: Frank Kleinbach, Archivo Fundación Gego
Sin título, s.f., Gego. Hilo sintético, estambre y acero, 49 × 22 cm. Colección Fundación Gego, Caracas. © Fundación Gego. Foto: Mario Goncalves, cortesía Archivo Fundación Gego

Midiendo el infinito es a su vez un diálogo con la arquitectura de Frank Gehry en Bilbao y una traducción de la obra de Gego, una artista tardía que se reinventa en Venezuela y una figura fundamental de las vanguardias artísticas latinoamericanas de finales del siglo pasado cuyo legado intenta captar un lugar aún salvaje y desprovisto de materia.

Imagen cabecera: Bichito 89/22 (1989), Gego. Hierro, cobre, plástico y pintura. 13,5 x 9,5 x 9 cm. Colección MACBA. Consorcio MACBA. Depósito Fundación Gego © Fundación Gego. Foto: FotoGasull, Cortesía MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona.

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