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Aquello que brilla: Epifanía en MPA

Exposición colectiva -comisariada por Victoria Rivers- en Galería Moisés Pérez Albéniz en Madrid.

El minuto universal de Waterloo: Napoleón 18 de junio de 1815

La estrella del destino rige a los poderosos y a los violentos. Durante años se convierte en la esclava servil de un solo hombre. Como sucedió con Alejandro, César y Napoleón. Rarísimas veces, en el espacio de los tiempos, impulsada por su caprichosa veleidad, se entrega al azar a un cualquiera. Rarísimas veces —momentos maravillosos de la historia de la Humanidad— el hilo de los hados se detiene un instante en la indiferente mano de un hombre que se siente más asustado que feliz ante la borrasca de responsabilidades que le empuja entonces a tomar parte en el heroico espectáculo del mundo, y la mano deja escapar el hilo que había retenido unos segundos. Son poquísimos los que se dan cuenta de ese azar y lo aprovechan para elevarse.

Momentos estelares de la humanidad, Stefan Zweig

La Epifanía; unión de momentos estelares que, transgrediendo a Stefan Zweig forman lo colectivo desde la acción individual. Un conjunto de creaciones propias que desemboca en la locura del conocimiento plural, que caminan hacia un imaginario común, del que participamos. La Epifanía; símbolo de éxtasis del encuentro fortuito, donde el ego negocia con lo trascendente y viaja hacia aquello superior a sí mismo. Un proceso divino, incauto, irracional, extraño que no podemos analizar con términos mundanos.

Con esta premisa conceptual nace Epifanía, que se sitúa hasta el 17.05.25 en la madrileña galería MPA, Moisés Pérez Albéniz -con Victoria Rivers como comisaria del proyecto- y con los artistas Yann Leto, Ivana de Vivanco, Natalia Suárez, Rita Sala, Gabriel Coca y Víctor González. En el texto curatorial, Rivers alude a un sumergirse en el poder de la creación como medio para explorar y dar forma a los grandes interrogantes de la humanidad, a través de unos trabajos que den cuenta de las transformaciones sociales y espirituales que configuran nuestro mundo. Y es ahí lo poderoso del arte, cuando realmente nos supera: dejar lo individual, para entrar en lo colectivo, dando lugar a un proceso de autoexploración. Más allá del ejercicio intelectual -sin necesariamente apelar a la belleza- esta vía del arte supone una interpretación conjunta, que da muestra de las corrientes de la nueva museología en la que forma y fondo se fusionan. Una nueva hermenéutica que, entendiendo libremente a Hans-Georg Gadamer, fusiona espectador y obra, en un proceso comunitario.

Obras de Yann Leto para Epifanía, MPA. Cortesía del artista y la galería.
Obra de Natalia Suárez para Epifanía, MPA. Cortesía de la artista y la galería.

Epifanía no busca la mera exhibición sino que indaga y se cuestiona, ejerciendo en sí misma la acción de alejar la pasividad desde la mera acción. Los artistas -de los cuales destacamos a la chileno-peruana Ivana de Vivanco con un trabajo visionario y utópico, que se regodea en lo simbolicamente figurativo, con un cromatismo vibrante y excesivo, que habla de su entorno, de su ideal, de una llamarada que parpadea y de aquello que está por venir- participan del delirio en tanto que toman un doble rol que comparten con el público. Esta muestra colectiva hunde sus raíces en una corriente activa, más propia en un mundo contemporáneo diverso que, al igual que los personajes que protagonizan los momentos estelares son parte de la historia.

Montaje expositivo de Epifanía en MPA. Cortesía de la galería.
Obra de Ivana de Vivanco para Epifanía, MPA. Cortesía de la artista y la galería.

Queda preguntarnos, ¿es la Epifanía en ocasiones un acto de indolencia hacia nuestro propio sino?

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