-SM: Con este solo show conquistas Italia. ¿Qué supone para tu trayectoria esta muestra? -JR:Todavía lo ignoro. Como en los grandes viajes, uno se da cuenta de lo que han significado después, no durante.

El diálogo entre las formas contemporáneas y las clásicas es un punto de partida clave para entender el arte que se gesta en la actualidad. Un creador no puede deshacer sin saber hacer (o al menos, es lo que se plantea en el academicismo más puro), aunque las conexiones que podamos constituir con una pintura figurativa realista no tienen que entroncar de manera directa con el clasicismo más puro. Precisamente, Javier Ruiz (La Carolina, Jaén, 1989) se somete por primera vez a las arenas italianas para plantearnos una exhibición en la que se celebran y exaltan sus particulares nature morte impulsadas por los rugidos de la noche y el despertar de un nuevo día. Atendiendo al texto curatorial -por Victoria Rivers- de ese solo show en la galería milanesa Plan X, el statement del artista jienense está honestamente planteado:

We find in this story, the procession towards redemption. Their characters, with the “grace” of the Roman emperors, are on their way to their final destination. Majestic and imperfect, we feel the sacredness and wildness of this entourage and we understand that it is only the preamble of something important that is going to happen. The great celebration of ritual awaits them. (…) In silence and with a thousand thoughts in our minds seeking solace, we perceive the sacred and the profane from deep within us.

Without knowing what is real and what is not, Javier Ruiz takes us into this dance of passions from a distance, we dance around the bonfire of vanities but with the certainty that we will find the light at the end of the way; we hear in the distance the murmurs that announce the new day… [1]

Tu luz sucumbió a las picaduras (2024), Javier Ruiz. Óleo sobre lienzo. 40 x 50 cm. Cortesía del artista.
Vista de la exposición en Plan X Gallery, Milán. Cortesía del artista.

El apasionado baile entre luces y sombras, cantos y aullidos presentes en la muestra dialoga con la obra de otros creativos que colaboran con Plan X Gallery, un espacio bien planteado para todo y todos, según Ruiz. La conquista de este es, pues, clave pero aún inconclusa. BETWEEN THE ROARS OF THE NIGHT AND THE MURMURS OF THE NEW DAY -hasta el 17 de febrero- se compone de ocho obras creadas ex profeso para este solo show. Este proyecto -como todos los que emprende- siempre parte de la nada. Desde el desconocimiento y la inconsciencia más absolutas. Empiezo revisando fotografías, escritos, garabatos o frases que he ido acumulando en mis libretas, hasta que voy conectando todo ello con mi “yo” de ese momento. Es curioso porque, esta forma de generar los proyectos, me permite saber cómo se encuentra mi mundo personal y profundo en el momento de la creación, apunta el artista jienense.

Una exposición sugerente, lírica y profundamente pasional, formada por obras de gran y pequeño formato que se traducen en gestos de colosal misticismo y potencia visual. El protagonismo humano enmarcado en un entorno natural salvaje -pero etéreo y sereno- se equilibra con determinados elementos simbólicos como el fuego, el vino o las flores que construyen la narrativa en forma de las poesías visuales-existenciales que caracterizan la obra de Javier Ruiz. Los guiños báquicos (taciturnamente goyescos) estallan en su máximo potencial en pinturas como Tu Luz Sucumbió A Las Picaduras (2024), aunque la creación destacada por el artista es Allá a lo lejos en la que, acaso como en una premonición, atisbamos una lejanía nocturna en la que se vislumbran hogueras -quizá una fiesta- en la que, si quieres participar, tienes que poner de tu parte e imaginar lo que allí puede estar ocurriendo [2]. Y, esto, en lo que respecta a las alegorías pictóricas de Javier Ruiz, es el tuétano de la hermenéutica de su trabajo: contemplarlo nos suscita más preguntas que respuestas. ¿No es, tal vez, esta, la gran función tácita del arte?

Vista de la exposición en Plan X Gallery, Milán. Cortesía del artista.

NOTAS AL PIE:

[1] Encontramos en esta historia, la procesión hacia la redención. Sus personajes, con la “gracia” de los emperadores romanos, se dirigen a su destino final. Majestuosa e imperfecta, sentimos el carácter sagrado y salvaje de esta comitiva y comprendemos que es solo el preámbulo de algo importante que va a suceder. Les espera la gran celebración del ritual. (…) En silencio y con mil pensamientos en la cabeza buscando consuelo, percibimos lo sagrado y lo profano desde lo más profundo de nosotros.

Sin saber lo que es real y lo que no, Javier Ruiz nos adentra en este baile de pasiones desde la distancia, bailamos alrededor de la hoguera de las vanidades pero con la certeza de que encontraremos la luz al final del camino; oímos a lo lejos los murmullos que anuncian el nuevo día….

[2] En palabras del propio Javier Ruiz en una entrevista realizada días antes de la publicación de este artículo.

Imagen cabecera: Allá a lo lejos (2024), Javier Ruiz. Óleo sobre lienzo. 260 x 195 cm. Cortesía del artista.

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