¿Existe una cultura popular que sostiene la globalización? ¿Qué papel ocupa el arte -y por ende, los artistas- en esa cultura popular en la que (sin quererlo, en muchas ocasiones) nos vemos inmersos?

Algunos de los trabajos fílmicos de Maya Deren estaban concebidos como una obra meramente visual, esto es, sin ningún tipo de audio anexo a la imagen. Sin embargo, miles de usuarios de plataformas como Youtube retoman las películas de Deren y usan las piezas musicales que consideran más oportunas paras complementar los archivos de vídeo. Esta acción -indiferente para algunos y sacrílega para otros- transforma la creación resultante en un trabajo distinto, con un significado propio que habla y siente por sí mismo. Este hecho, al que podríamos calificar como una suerte de collage audiovisual, resulta estar en el germen del arte contemporáneo que se ha venido haciendo desde mediados del siglo XX. Y más concretamente, en determinadas corrientes pictóricas figurativas. Dice Van Alphen[2], con cierto regusto de Rancière, que el arte piensa. Es decir, que el arte no solo constituye un ente pasivo de exhibición sino que también nos sirve de marco para el pensamiento cultural y político. De este modo, se trata la cuestión de la autonomía de la obra artística y de la delgada línea -esgrimida de igual manera por Van Alphen- entre los objetos populares seriados y los que se plantean como pertenecientes a las Bellas Artes y dignos de ser materia de museo. Así, hay una vertiente importante en la pintura de la actualidad en la que el artista funciona como fagocitador de esa cultura visual galopante -que para algunos críticos pertenece a aquel imaginario colectivo popular del que hablábamos antes, siendo no digno de museizar- para verterla en su acción creativa. Nosotros, que formamos parte del público, tenemos la capacidad para reconocer esos guiños culturales a los que hacen referencia los artistas. Pero, tales guiños ya revisten una diferencia en relación al elemento primigenio: sostienen un mensaje, una idea, un tour de force y marca personal del artista, a la que aún no puede llegar la IA. En obras como People of the World, Spice up your life (2020), la instalación Self Identity is a Bad Visual System (2016) o When doves cry (version meme) (2020), todas de la factura de Gala Knörr (Vitoria-Gasteiz, 1984), nos remitimos a ese giro efectista. A través de este, los artistas se adueñan de las imágenes hasta convertirlas en un pseudo pop más propio y cercano, como incluso ya hicieran Jean-Auguste-Dominique Ingres con Raphael et la Fornarina (1813), Jasper Johns con Three flags (1958), el mítico L’Angélus (1857-1859) de Jean-François Millet devorado por Salvador Dalí en diversos trabajos como Busto de mujer retrospectivo (1933) o la serie de Les Femmes d’Alger (1955-), en la que Picasso citaba y se adueñaba de la experiencia artística de Eugène Delacroix hasta hacerla suya.

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When doves cry (version meme) (2020), Gala Knörr. Foto cortesía de la artista.

Este torrente de información visual -multidireccional- nos posiciona, como espectadores, en el centro de una diana hipotética y el resultado, tal y como diría Keith Moxey, es que: «[…] se produce una negociación continua entre innovación y cambio. Y en ello el mismo tejido de nuestro ser, los valores normalizados que han determinado nuestras actitudes con respecto a la experiencia, se revelan susceptibles de reconsideración y reconfiguración.[…]»[3] Las bases de pensamiento de la sociedad del hoy se tambalean constantemente porque las imágenes de referencia que giran a nuestro alrededor cambian y mutan con una rapidez atroz. Artistas como Gala Knörr en obras como las ya mencionadas, toman estas imágenes de referencia cultural popular y las transforman en un lenguaje en algunas ocasiones crítico e irónico, y en otras íntimamente personal. Tal y como pronosticaba ya John Berger en Ways of seeing (1972), la Historia del Arte ha venido a convertirse en una sucesión de imágenes[4].Y un paso más allá, es la idea del uso de esas imágenes por parte de la población a la que están destinadas y, más concretamente, por parte de los artistas. Expone Susan Buck-Morss que las imágenes son «[…] colectivamente percibidas, colectivamente intercambiadas, la piedra angular de la cultura”. Son lo único que compartimos. […]» Buck-Morss, además, se posiciona ante la fuerza del valor creativo individual que las imágenes -que en primera instancia se consideraban copia de un original- de esa cultura popular compartida representan y generan por sí mismas. Y continúa «[…] la promiscuidad de la imagen permite fugas. Las imágenes fluyen fuera de la burbuja, en un campo estético no contenido por la narración oficial del poder. La imagen que se resiste a quedarse en el contexto de esa narración es inquietante. El mundo imagen es la superficie de la globalización. Es nuestro mundo compartido. (…) No compartimos el mundo de otro modo. […]»[5] Figuras como Gala Knörr nos hacen percibir la potencia creativa que las imágenes de la cultura popular ostentan, creando un idioma propio y común que nos acerca a un lugar universal y colectivo en un mundo cada vez más desapegado de la presencia material y la unión. Esa mirada compartida nos sirve de espejo en el que reconocernos y ser conscientes de que «[…] el modo en que vemos las cosas está afectado por lo que sabemos y lo que creemos. […]»[6] Y es que, dicho de otro modo: el arte piensa.

NOTAS AL PIE

[1] Self Identity is a Bad Visual System es una instalación de la artista Gala Knörr (Vitoria-Gasteiz, 1984) realizada en la Fundación BilbaoArte Fundazioa (2016-2017).

[2] Enst Van Alphen, ¿Qué Historia, la Historia de Quién, Historia con Qué Propósito? Nociones de Historia en Historia del Arte y Estudios de Cultura Visual en “Estudios visuales. Ensayo, teoría y crítica de la cultura visual y el arte contemporáneo” (2005).

[3] Keith Moxey, Estética de la cultura visual en el momento de la globalización en “Estudios Visuales: la epistemología de la visualidad en la era de la globalización” (2005).

[4] Cita original: […] permitiendo al arte ser mostrado corno una sucesión de imágenes. Es decir, la Historia del Arte, vista así, tal corno se ha enseñado en muchas ocasiones separada de su objeto de estudio, ha sido durante mucho tiempo un estudio visual de sus imágenes. […] en Yayo Aznar Almazán, Arte, Historia del arte y estudios visuales en “Los discursos del arte contemporáneo” (2011).

[5] Susan Bück-Morss, Estudios Visuales e imaginación global en “Estudios Visuales: la epistemología de la visualidad en la era de la globalización” (2005).

[6] Cita original: […] The way we see things is affected by what we know or what we believe. […] en John Berger, Ways of seeing (1972).

Imagen principal: Self Identity is a Bad Visual System (2016-2017), Gala Knörr. Cortesía de la artista. 

www.galaknorr.com

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