Maria Lai, una artista que abarca una pluralidad de personalidades, a base de leyendas, mitologías y constelaciones de fábulas, expresadas a partir de la escritura cosida y el arte relacional-comunitario. "La escritura tejida", exhibición única en Es Baluard hasta 3/9.

Io sono una forza del Passato.

Solo nella tradizione è il mio amore.

Pier Paolo Pasolini

En el momento en el que José Pérez Ocaña decidió, a finales de la década de los setenta -en el crepúsculo del tardofranquismo- hacer una procesión de una Virgen de papel y cola, vestirse de mantilla y cantarle una saeta [1] por las calles de la Barcelona gótica estaba haciendo, sin saberlo, art relationnel. En Passion simple (1991), Annie Ernaux nos hace partícipes de su desbocada pasión, pero de una forma alejada, como en pleno acto de voyeaurismo casi circense en el que no podemos dejar de mirar por la ventana para ver lo que sucede detrás de las cortinas. Ernaux nos quiere así, de ese particular modo, testigos de un desenfreno de los bajos delirios pero, en ningún momento implicados, solo meros observadores. Años más tarde en Visages villages (2017) de Agnès Varda, comprobamos como aquella se nutre directamente de las historias de figuras anónimas de la comunidad, haciéndolos protagonistas del film. En ese eterno galanteo entre individualidad y sociedad, el arte relacional adquiere su máxima expresión en el trabajo de Legarsi alla montagna de Maria Lai. En el documental de la performance, la trompeta de Don Cherry -al igual que la saeta en la procesión barcelonesa de Ocaña- nos catapulta a la acción, activa, intermitente y coral de una colectividad que forma parte de su particular cosmos creativo.

Legarsi alla montagna (1981), obra con la que finaliza La escritura tejida [2]muestra comisariada por Imma Prieto y Maria Alicata en Es Baluard- supone toda una declaración de intenciones en cuanto al statement de la artista sarda. A finales de los años setenta, Maria Lai (Ulassai, 1919 – Cardedu, 2013) había soltado los útiles oficiales de pintor para coger aguja e hilo, dedicando su vida a un lenguaje mixto, simbólico y profundamente visionario entre escribir y coser (siguiendo el dogma Essere è tessere[3]). La escritura tejida aborda la faceta artística de Maria Lai dedicada a los libros, telas y papeles cosidos [4], con los que expresaba directamente el idioma cartográfico del alma, visible en Scritture (1979) o Volume oggetto (1978).

Maria Lai mientras realiza Il volo del gioco dell’oca, Ulassai, 2003. Cortesía Archivio Maria Lai. © Archivio Maria Lai by Siae 2023
Maria Lai, Legarsi alla montagna [Ligarse a la montaña], Ulassai, 1981. Fotocopia intervenida con rotulador, 17,5 x 25 cm. Cortesía Ilisso Edizioni. © Archivio Maria Lai by VEGAP, 2023

La práctica de Lai está profundamente ligada a sus entornos inmediatos y circunstanciales -viajando desde lo individual, local hasta lo universal- tal y como se puede intuir en la exhibición, a partir de ciertas evidencias autobiográficas desdibujadas entre la historia mítica y el folklore legendario de Ulassai, Cerdeña, Roma, Venecia o Italia en su conjunto. Vida-obra-medio transcurren en líneas paralelas infinitas, cuyo inicio y fin no alcanzamos a atisbar desde nuestra pasividad de meros visitantes. Para poder presenciar esta pléyade de fábulas tradicionales que se dejan ver en las poesías hiladas de Lai, debemos dejar a un lado el rol pasivo de espectador y, tal como hicieran aquellos que entraban en A casa é o corpo: penetração, ovulação, germinação, expulsão (1968) de Lygia Clark, integrarnos en la obra de arte, en un nivel comunitario y colectivo. Como apunta Maria Alicata en El arte como herramienta del pensamiento. Las razones del arte de Maria Lai [5], «literatura, poesía y mito», son tres conceptos clave en Maria Lai. En trabajos presentes en la exposición como Ció che non so (1984) podemos concebir la sutileza de su visión artística y su modo de expresión, ligados a figuras interdisciplinares como Pier Paolo Pasolini, Foiso Fois o Giuseppe Dessì. En la práctica de Lai vemos sus huellas propias, pero también mitos, leyendas, tradición y la continua unión-desunión de realidad y ficción, esculpiendo telares escritos de gran formato, hilados que forman una poética imperecedera, jirones de tiempo, deconstrucción del lenguaje, soledad y trascendencia.

Como artista, sus canales de transmisión son directos y pasionales, el soporte maleable, la escritura imperturbable a base de hilos -de cromatismo diverso- que forman un continuum de constelaciones; una nueva forma de mirar al mundo. Por esto, la coherencia narrativa dentro del desorden cronológico es la base de La escritura tejida, que se divide en dos estancias, sustentadas sobre los conceptos que atraviesan vida y obra de Maria Lai: escritura, comunidad y memoria. 

Apoyándonos en ese espectador emancipado de Jacques Rancière y en la dialogicidad como base de la educación que sostiene Paulo Freire [6] en Pedagogía del oprimido (1970) construimos la hermenéutica del proyecto artístico-pedagógico que resulta ser el arte relacional de Maria Lai: «No existe por lo tanto, en la teoría dialógica de la acción, un sujeto que domina por la conquista y un objeto dominado. En lugar de esto, hay sujetos que se encuentran para la pronunciación del mundo, para su transformación.(…) [7]»

A lo largo de La escritura tejida, asistimos a una constante conversación atemporal. La activación de la obra de arte es un alarde de complicidad entre artista y público dentro de ese diálogo tácito. Si una creación, en sus infinitas posibilidades consigue accionar la conexión entre el sentir artístico del público -en sus múltiples niveles, estéticos, conceptuales, emocionales- se espera que esta haya cumplido su fin: abrir la consciencia hacia la observación y la percepción. Recorremos ese hilo imperceptible que transita la exhibición, como si nos encontráramos ante un telar colosal interdisciplinar que nos mece en su etérea y firme voz. Una voz porosa y ácrata, que atraviesa espacios y que sostiene sin temblar: «El arte no es un regalo del cielo, sino una conquista. [8]»

Maria Lai, Tenendo per mano l'ombra [Cogiendo la sombra de la mano], 1987. Hilo y tela, 33 x 28 cm. Colección Walter Baldi. Fotografía: Cortesía Archivio Maria Lai. © Archivio Maria Lai by VEGAP, 2023
Maria Lai, Fueddu e Gestu, representación de Naschimenta, Villasor, 2002. Cortesía Archivio Fueddu e Gestu © Archivio Maria Lai by Siae 2023

NOTAS AL PIE

[1] Esta performance forma parte de la película documental Ocaña, retrato intermitente (1978) de Ventura Pons.

[2] La primera dedicada enteramente a la obra de la artista italiana en un museo nacional.

[3] Que da nombre a una acción colectiva llevada a cabo por la artista en 2008 en Aggius.

[4] Entre numerosos soportes.

[5] Escrito de una de las comisarias de la muestra, que forma parte a su vez del texto curatorial.

[6] Ambas relaciones están presentes en la tesis de Manuela Quarti: El arte relacional y las arquitecturas sociales: el papel del espectador (1995-2009) (2010).

[7] Paulo Freire (1970). Pedagogía del oprimido, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.

[8] Cita tomada del texto de Maria Alicata mencionado anteriormente.

Fotografía cabecera: Maria Lai, Autobiografia [Autobiografía], 1979. Técnica mixta, 27 x 17 x 2 cm. Colección particular. Fotografía: Pietro Paolo Pinna. © Archivio Maria Lai by VEGAP, 2023.

Todas las fotografías cedidas por Es Baluard.

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