INDÉSIRABLES. DEL BOMBARDEO AL CAMPO. TRAYECTOS DEL EXILIO. Museo San Telmo, Donostia-San Sebastián. 29 octubre 2022 - 29 enero 2023. Con Alexandra Ranner, Bani Abidi, Cristina Lucas, Emily Jacir, Esther Ferrer, Eugenio Ampudia, Halil Altinder, Iñaki Gracenea, Joseph DeLappe, Langlands & Bell, Marcos Ávila Forero, Mona Hatoum, Peggy Ahwesh, Pilar Millán, Regina José Galindo, Rogelio López Cuenca & Elo Vega.

Je pense à mon grand cygne, avec ses gestes fous, Comme les exilés, ridicule et sublime.[1]

                         Charles Baudelaire

El ballet de Angelin Preljocaj (2001) para Le Sacre du Printemps de Igor Stravinsky (1913) parte de un lugar muy especial: el silencio. Danza que nace entre bambalinas y desgarra las entrañas del espectador: cruda, sucia, extraña y profundamente propia; ridículamente sublime. La Consagración de la Primavera de Stravinsky -en su primera versión, con el ballet de Vaslav Nijinsky (1913)- musicaliza el mito de la Rusia antigua y pagana: tradición cruel, despiadada y sublimemente bella; recrea el tiempo en el que el hombre y la naturaleza eran uno. En esta vieja leyenda eslava, una doncella de la tribu era designada en sacrificio al inicio de la primavera: la existencia de la joven es una ofrenda a los dioses, quienes, a cambio, bendecirán al pueblo con el renacer de la tierra primaveral. A comienzos del siglo XX occidental, Preljocaj se despoja de todo simbolismo religioso para centrarse en la pura ferocidad social y sexual. El ser humano urbano, disgregado de su esencia natural, no es sino esclavo de sus impulsos, y víctimas y verdugos danzan eternamente, alternando sus roles, encadenados a ellos.

Still-Life (2009), Mona Hatoum. Fotografía de Oskar Moreno cedida por San Telmo Museoa.

Un paso más hacia la exaltación de la ultraviolencia está más que presente en la adaptación fílmica de Stanley Kubrick de A Clockwork Orange (1971). Aquí, Kubrick se va alejando de esa furia inherente a la naturaleza de la leyenda rusa de Stravinsky para acercarse a la perversión y sadismo del hombre moderno y contemporáneo de un modo bastante similar a Preljocaj; la sátira fílmica, bañada en el romanticismo beethoveniano, no es más que una premonición de un futuro indeterminado, pero en el que ya vivimos. Este thriller futurista nos sumerge en una sociedad malvada y funesta. A partir de esta, Kubrick crea unas imágenes inmersas en el tedio y el estupor, mientras nos incita a recrearnos en aquello que cada vez nos resulta más cercano: la violencia -y, además, no solo aquella elegida desde el libre albedrío, sino desde el propio placer-.

Esa violencia casi poética que ha inundado nuestra cultura desde hace siglos se combina en ocasiones con feroces acontecimientos históricos que escapan a toda cordura. El germen violento que vive en el mundo del hoy -del ayer y del mañana- se relaciona más con fronteras y guerras como, de alguna forma, siempre ha sucedido. A través del arte podemos experimentar la catarsis y la redención, pero también la reflexión y el otorgar un espacio -simbólico- a aquellas personas implicadas, sean víctimas o no, en los hechos. Así, como hicieran Preljocaj o Kubrick con sus respectivas visiones, el Museo San Telmo nos presenta Indérisables: un universo caótico y anárquico, analogía misma de lo que el exilio en esencia es. Indérisables constituye una exhibición multidisciplinar que agrupa a 16 creadores en torno al topos del exilio -más concretamente, el exilio político y forzosamente bélico-, los campos de refugiados y la muestra de la exaltación de la violencia reflejada en sociedades como la estadounidense, en el campo de la cultura de consumo masivo del cine o los videojuegos.

Incapacidad genética (2022), Pilar Millán. Fotografía de Oskar Moreno cedida por San Telmo Museoa.

Este proyecto curatorial representa una pequeña constatación de que los últimos dos siglos han venido a ser la era del refugiado y que las huellas de la diáspora son fácilmente tangibles en una pluralidad de contextos. Indésirables -cuyo significado desde 1938 ya alude a personas disidentes, marginales o exiliadas- comisariada por Piedad Solans, se embarca en una narrativa incómoda desde el inicio, apelando a la desigualdad, la discriminación y señalando la violencia y la disgregación política y racial como eje sistémico que vertebra los gobiernos y sociedades en la actualidad. Esta consideración, cimentada sobre el fenómeno sociopolítico del exilio, nos invita a reflexionar sobre su naturaleza misma. De la mano de teóricos -y exiliados- como el palestino-estadounidense Edward Said, podemos concebir la conceptualización del exilio como «[…] una alternativa a las instituciones de masas que presiden la vida moderna. El exilio no es, después de todo, una cuestión de elección: uno nace en él y le sucede a uno. Pero dado que el exiliado se niega a mantenerse al margen de sus heridas, hay que aprender cosas. Él o ella deben cultivar una subjetividad escrupulosa (ni indulgente ni malhumorada). […]»[2]. En Said, prevalece una idea ambigua del concepto global del exilio ya que, en ocasiones, lo inscribe dentro de su propia identidad con una connotación cuasi benévola. En Indésirables, los protagonistas no siempre son figuras que han experimentado tal circunstancia vital, lo que aporta un prisma de miradas heterogéneo sobre ello. Desde el memorial inicial en un lateral del claustro de San Telmo, en el que se rinde homenaje a las más de 11.000 personas que estuvieron en el Campo de refugiados de Gurs -el más cercano al País Vasco- hasta la obra Puerta del no retorno que se contextualiza en Ghana, los vaciados cerámicos de granadas de mano de Mona Hatoum en Still-Life (2009), los grabados de Los desastres de la Guerra (1810-1815) de Goya o la instalación audiovisual de Cristina Lucas, El rayo que no cesa (2015-), en la que que se nos muestra el daño de la población civil sufrido a lo largo de siglos de historia bélica, entre otros trabajos, rastreamos las diferencias políticas que dividen el mapa. 

Puerta del no retorno (The door of no return) (2021), Langlands & Bell. Fotografía de Oskar Moreno cedida por San Telmo Museoa.

Indésirables –que surge como continuación de la muestra Wasteland, tierras devastadas (2017) que tuvo lugar también en el Museo San Telmo donostiarra y que rescataba la mirada crítica sobre cuestiones como las migraciones, las fronteras, el terrorismo o lo poscolonial-, pretende dejarnos una pista más que evidente: las situaciones de exilio, violencia y discriminación se encuentran próximas en tiempo y espacio, no son lineales ni cronológicas sino fenómenos que surgen de una raíz común que renace continuamente a lo largo de la historia. A partir de la multidisciplinareidad de obras, desde dibujo, archivo histórico, audiovisual, grabado, conceptual o fotografía y aportación de artistas como Esther Ferrer, Regina José Galindo, Mona Hatoum, Peggy Ahwesh, Iñaki Gracenea, Eugenio Ampudia, Cristina de Lucas, Goya o la Fundación Elsbeth Kasser entre otros, la exhibición de San Telmo nos induce a un viaje de investigación histórica que, siguiendo a Montserrat Hormigos en La memoria fílmica del Holocausto (2021): «[…] en el amplio debate abierto sobre si el Holocausto como Mal radical es o no representable y sobre la moralidad o inmoralidad de su representación, somos de la opinión de que siempre que no se caiga en la banalización del mal que denunciaba Hannah Arendt, la peor deformación de la memoria de un crimen es su supresión de la memoria colectiva. […] Por eso es tan importante la re-creación de la memoria, no solo como tantas veces se apunta, para que hechos como este no caigan en el olvido y no se vuelvan a repetir, también porque es importante restituir a las víctimas dentro del orden simbólico y de la trascendencia que les fueron negados.»[3]

Indésirables, oda ascética de los sin hogar. Arte y violencia, dos aparentes extremos, que se acercan sin cesar en un mundo galopante, perturbador y bello.

En el marco de arte (2008-2009), Esther Ferrer. Fotografía de Oskar Moreno cedida por San Telmo Museoa.
Modular (2019), Iñaki Gracenea. Fotografía de Oskar Moreno cedida por San Telmo Museoa.

NOTAS AL PIE

[1] «[…] Pienso en mi gran cisne, con sus gestos locos, como los exiliados, ridículos y sublimes […]», versos extraídos del poema Le cygne perteneciente a Les Fleurs du mal (1857) escrito por Charles Baudelaire.

[2] Cita extraída de la obra Reflexiones sobre el exilio (2005), E.W. Said.

[3] Cita extraída del artículo Memoria fílmica del Holocausto (2021), M.Hormigos Vaquero publicado en el nº2 de sirocomag.

Imagen principal: Köfte Airlines (2016), Halil Altındere. Fotografía de Oskar Moreno, cedida por Museo San Telmo, de la exhibición de Indésirables.

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